La escritura de Annie Leonhardt

Detalles Dulces.

"Mientras el cielo brille, el universo muestre su belleza y el poder del horizonte atraiga miradas, siempre sabré que no alcanzan suficientes formas para compararte de la belleza que posees".

Traté de acomodar las sábanas para arroparme por el inmenso frío que estaba haciendo en la habitación. Recobre mi sentido, y abrí mis párpados muy lentamente. Estaba cansada. El parto no es una cosa cualquiera, duele.

Me acomode en la cama para agarrar mejor posición, me peine el caballo hacia atrás y bostecé por el sueño. Los recuerdos del parto, no son totalmente visibles, algunos vienes en flashes incoherentes y en otros, solo recuerdo a Armin sosteniendo a Ellie con una gran sonrisa. Ni si quiera tengo algún indicio de la hora o hasta que hora dormí. El día de ayer mi padre me acompañó para quedarse un rato cuidándome mientras Armin compraba unas cosas. Para ser sincera, mi padre jamás había hablado mucho conmigo; cambió con los años.

Miré a todos lados, el cuarto estaba solitario excepto por mi dulce ángel que descansaba en su pequeña cuna. Sentí ganas de abrazarla, pero el cansancio me lo impedía. Escuche que la perilla de la puerta abriéndose y Krista entro en la habitación con una bandeja de comida.

— Oh, veo que despertaste.— Me miró con una sonrisa y dejó la bandeja en una mesa.— ¿Cómo te encuentras? — Krista se sentó a mi lado.

— Mucho mejor.

— Eso es bueno — Krista tomó la bandeja poniéndola cerca de mi.— Te traje sopa.

— Te agradezco. Me estaba dando hambre.— Me llevé la cuchara a mi boca, probando un poco al sentir lo caliente. El sabor era bastante bueno, me trajo una sensación de tranquilidad.

— Esta deliciosa. ¿No?

— Si.

— Que bueno que te gustara. Por cierto, Armin viene un momento para acá.

— Si, quiero verlo — Dije.

Krista se levantó de la cama yendo hacia la puerta. La abrió y luego dio media vuelta regresando.

— Se me olvidaba. Una reportera quería entrevistarte, ya sabes por la llegada de tu hija, pero Ymir se encargó de eso.

— Agradecele de mi parte. Por favor — Pedí.

— Seguro — Ella me sonrió y salió.

Me quedé por terminar mi almuerzo. La hora de mi teléfono marcaba las 12:30; esperando a Armin. Pensé cuanto tiempo se habrá quedado despierto ayer, o si durmió bien. A veces me preocupa el hecho de que mi esposo tome mi salud y mis necesidades antes que las suyas.

Hice el mayor esfuerzo posible para levantarme, me impulsé con mis brazos hacia delante y me pare de la cama. Dejé escapar un suspiro casi inaudible y me encaminé hasta la cuna de mi hija. Una silla estaba al lado de su pequeña cuna, me senté en ella, y apoye mi cabeza en la orilla de la cuna para ver a Ellie.