Prólogo.

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Desde que la ECP(Enfermedad Crónica Polírica) inundó nuestra comunidad en North West, el sujeto del gobierno nos llevó a un total de veintitrés adolescentes de quince y dieciséis años de edad a un campamento en la costa de Escocia, cuyo lugar tenía una protección de gama que nos aislaba de la enfermedad, quitándoles una preocupación a nuestros padres de nuestra salud. El problema fue que, junto nuestra instructora -que era la única adulta con nosotros-, empezamos a sufrir de una manera que me provocara preferencia tener la EPC que esa crisis: sólo quedábamos nueve. Muchos de los que acampaban aparecían muertos de una manera salvaje, podíamos ver un baño de sangre total, y no teníamos idea de que era lo que pasaba.


-¡Andrick! -susurró de una manera alta Tyrone- no te alejes demasiado, necesitamos ir a buscar al grupo, no debiste separarte.

-Tyrone, necesito encontrar el baño portátil.

-Estamos en un bosque, ¡podrías orinar en cualquier árbol!

-Yo conozco algo que se le llama "decencia" -repliqué- es más, ahí está, no tardaré tanto.


Tyrone hizo un sonido de disgusto y me apuró cuando cerré la puerta del cubículo tras de mí. Al encender la linterna del flash de mi celular me percaté que el baño estaba cubierto de sangre y habían un par de muslos sentados en el escusado, pero no tenía cuerpo de la cintura hacia arriba. Inconscientemente puse las manos en el lugar que debería ocupar el papel higiénico, en su lugar había una cabellera y, al desenrollarlo, se veía la piel del rostro, sin cráneo y hueco, como una máscara de hule para halloween. Pertenecía a Tawni, una campista que yo recordaba haberla visto viva antes de separarnos. Abrí la puerta dando golpes desesperados y me encontré con Tyrone, que estaba en medio de una conversación con Cher y Alice. Al acercarme me miraron con ojos de miedo.


-Andrick, -dijo Alice- tenemos que huir, hay una balsa a motor en la orilla del agua que nos llevaría a North West en una hora, apurémonos.

-Esperen, ¿y la instructora Ellie?

-Ella está con Holden, Meliza, Tawni y Wyatt. Quiere conducir el autobús pero le hemos dicho que nos da miedo, se resistió e insistió en llevarnos y para no causar problemas dijimos que vendríamos por ustedes, pero pensamos escapar en balsa.

-Pero,.. Tawni está, está muerta. En el baño, ahí.


Alice se asomó por la puerta y miró la piel facial de Tawni, retrocedió y nos dio una mirada fija.


-Vayámonos rápido.


Tyrone y yo tomamos los equipajes y las chicas iluminaban el camino, corrimos a la mayor resistencia que nos permitían soportar los pies. Bajábamos la pendiente y entre los árboles del oeste se notaba el campo donde se divisaba el autobús amarillo rugiendo, por las ventanas se distinguían los demás chicos, ahora sólo éramos ocho en total. Mientras corría colina abajo recordaba varias de las muertes que hubieron en estos dos días en el campamento, Katie Mitch amarrada de dos balas de cañón con cadenas en sus tobillos inundándola en el agua. Peter Jordan con una estaca de un árbol atravesada del ojo a la nuca. Randy Clickman sujetado con cables de púas en la hoguera con las llamas consumiéndolo. El campamento era para protegernos de una enfermedad, pero este lugar daba una muerte segura. ¿Sería que intentar huir de ella estaba ocasionando eso? Lo dudo, una enfermedad no puede contener una maldición, eso sería una completa estupidez.

Fui el primero en llegar a la balsa -canoa, lancha, como sea-, Tyrone, Alice y Cher seguían bajando. Subí mi equipaje y me senté en una de las tablas que estaban colocadas como bancas.


-¡Andrick, ve encendiendo el motor! -gritó Tyrone.


No sabía cómo encenderlo, pero al final de todo pude lograrlo. A lo lejos, por la ventanilla delantera del autobús estaba la instructora Ellie viéndonos, puso un gesto de sorpresa e intentó salir del autobús, pero éste tenía el seguro, y al parecer la instructora no sabía quitárselo, lo cual la retrasó.

Cher fue la siguiente en llegar, ella subió sus cosas y se sentó frente a mí, apurando a nuestro par de amigos, que estaban a unos cuantos metros. Una ráfaga tan fuerte empezó a hacer olas y a provocar sonidos en las hojas de los árboles. Aumentó la fuerza que ya parecía energía paranormal. Tyrone fue elevado por la misma fuerza y fue lanzado hasta el ventilador del motor del bote. Su cara fue destrozándose. La balsa empezó a andar sola, como si el freno se hubiera soltado, y el cuerpo de Tyrone seguía atorado en el ventilador siendo taladrado, hasta que se soltó y su cuerpo sin vida empezó a hundirse. En la orilla, habíamos dejado sola a Alice, su mochila tendía del suelo y tenía una mirada perdida mientras nos alejábamos involuntariamente, su cuerpo se desplomó en el lodo frío de la bahía.

Cher y yo éramos los únicos que estábamos escapando, ella moría de frío que quizá por tal razón no podía percatarme de sus lágrimas. Le coloqué mi cobija encima.


-Gracias -me dijo, sorbiendo su nariz.


La abracé y en unos minutos se quedó dormida apoyada en mi hombro.


Después de una hora veinte minutos llegamos a una costa de North West, estaba el mismo viento de siempre, desperté a Cher y nos dirigimos a la carretera y pedimos un taxi de regreso a nuestras casas, ella vivía a la vuelta de la esquina. En todo el camino no dijimos nada. Cuando llegamos a nuestro destino le dije que se quedará con mi cobija mientras tanto y le planté un abrazo y un beso en la frente, ella cerró fuerte sus párpados, me agradeció y entró a su hogar.

Cuando yo entré a casa ya eran las once cuarenta y dos de la noche según el reloj de la sala. Mi padre seguía despierto y me dijo que me aproximara a ver lo que estaba en las noticias. Al verlas me sorprendí lo rápido que habían corrido los rumores, y que, el autobús del campamento había sido incinerado con varios cuerpos dentro, más los anuncios de que había muchos cadáveres en la hoguera en forma de montaña... Que extraño. Se suspendió la pantalla. Mi papá me dijo que me fuera a descansar, tomé aire y me fui a mi cama, tomé mi celular para activar la alarma y un mensaje de Cher aparecía en la pantalla: "Mi hermano tiene la ECP".

Entré por curiosidad a Facebook, Twitter e Instagram para ver los usuarios de los campistas muertos, la mayor sorpresa fue cuando me aseguraban las redes sociales que esas personas no existían.

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