Capítulo 1

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Tony

Era un día común y corriente, yo me encontraba en las prácticas de baloncesto igual que todos los días a esta misma hora. No veía la hora en la que tocara la campana para poder ir a almorzar a la cafetería, literalmente moría de hambre. El momento en que sonó la campana me sentí muy aliviado, por fin podría comer!

Esta mañana no pude desayunar muy bien gracias a que mi hermano mayor se había comido todo, literalmente. Así que tuve que tomar un yogur que encontré y partir hacia la escuela muy hambriento. Mi padre no estaba allí porque tuvo que tomar un turno extra en el hospital, pero si hubiese estado el se hubiera asegurado de que yo desayunara como se debe. Verán, cuando yo era niño fui anoréxico, por supuesto que ahora estoy curado y muy bien, pero mi padre insiste en controlar que yo coma como debería. No puedo culparlo, de todos modos, casi me perdió hace un par de años y sé lo asustado que esta de perderme como perdió a mi madre.

Mi mamá murió en el hospital por un paro cardíaco el día exacto después de que yo naciera, o más bien unos minutos después del parto, ya que yo nací 16 de diciembre a las 23:46 y mi madre murió el día 17 de diciembre a las 00:23, el día del cumpleaños de mi padre, por eso el ya no festeja su cumpleaños desde entonces. Mi padre dice que la muerte de mamá ya esta superada, pero yo se que no, yo sé que él aún la extraña igual que todos, pero solo intenta protegerme, él no quiere que algo malo me suceda y lo respeto por eso.

(...)

Ya en la fila de la cafetería esperaba impaciente mi comida, cuñado llegó mi turno tomé mi comida y me dirigí a mi mesa donde se encontraban mis amigos esperándome. Al llegar me senté junto a Matt, mi mejor amigo y Liv, mi mejor amiga, me saludó con un cálido abrazo.

-¿Qué tal? -dijo Matt mientras tragaba un enorme pedazo de carne.

-¿Podrías comer con la boca cerrada? -dije.

-No -dijo sin dejar de tragar su carne.

-El director Morgan quiere que vayas a su oficina -dijo Liv de repente.

-¿Por qué? -pregunté pensando en algo que hice que fuese merecedor de un largo rato en detención.

-No lo sé -respondió ella. -Pero quiere que vayas de inmediato.

-Bien -dije.

(...)

Terminé mi comida, me levante de la mesa, me despedí de mis amigos y me dirigí a la orina del director. En el camino solo pensaba en numerosas razones por las que el director quería verme en su oficina, pero mi mente estaba en blanco.

Al entrar en la oficina el director me recibió como siempre, sentado en su sillón de cuero detrás del escritorio mientras me miraba de arriba abajo con esa extraña mirada suya y una de sus feas corbatas de gatito.

-Tony, siéntate -dijo el director Morgan. -¿Sabes por qué te cité aquí?

-No -respondí.

-Bien, lo que quiero es que me hagas un favor. -dijo. -Necesito que mañana le muestres la escuela al chico nuevo.

-Esta bien -respondí.

-Ten este es el número de su casillero, encuentralo allí a las 10 A.M. ni más ni menos. -dijo y yo asentí con la cabeza.

Salí de la oficina y me dirigí a mis casillero para buscar mis cosas e ir a una de las últimas clases, la de química. Luego de esta clase seré libre y podré volver a casa.

(...)

Ya en la salida de la escuela me dediqué a caminar hasta mi casa, en el camino tendría tiempo para pensar en mis cosas. Al entrar en mi casa le dediqué una sonrisa rápida a mi padre e inmediatamente subí la escalera hacia mi habitación. Ya adentro me recosté sobre mi cama y comencé a revisar mi teléfono, unos minutos más tarde el sueño me venció y decidí dormir sin cenar. Me puse la piyama, me recosté en la cama y lentamente me fui quedando dormido.

(...)

Mientras desayunaba para poder partir hacia la escuela mi padre terminaba su café mientras veía su celular, yo por otro lado pensaba en todas las cosas que me tocaban hacer hoy, como darle el tour por la escuela al chico nuevo cuyo nombre no recuerdo que el director mencionara. Mientras pensaba en ello recordé que debía encontrarme con el en su casillero y que no había guardado el número del casillero en mi mochila. Terminé los wafles que papá me había preparado y rápidamente subí a mi habitación a buscar el número del casillero del chico nuevo, lo encontré, lo guardé en mi bolsillo y bajé de nuevo para que mi padre me llevara a la escuela.

Ya en el auto partimos camino a la escuela, el viaje era silenciosos, igual que siempre. Mi padre no decía nada y yo tampoco, pero ambos estábamos bien con eso. Al llegar a la escuela me despedí de mi padre y me dirigí directo a la entrada.

Dentro de la escuela me hice camino hacia mi casillero para dejar mis libros y mi uniforme deportivo. Dejé mis respectivas cosas en mi casillero, saqué mi chaqueta deportiva, la guardé en mi mochila y busqué el número del casillero del chico nuevo para poder mostrarle la escuela.

Luego de buscar el pasillo donde se encontraba el casillero del niño nuevo me dispuse a buscar su número exacto. Cuando encontre el casillero pude notar que el aún no había llegado, por lo que me puse a esperar en la esquina hasta que llegara.

(...)

Luego de unos aproximadamente 20 minutos pude divisar que alguien se acercaba a los casilleros y efectivamente un muchacho de cabello largo y castaño, ojos marrones y una piel un poco más oscura que la mía, pero no tanto, se acercó al casillero del chico nuevo, por lo que asumí que el era el nuevo. Me le quedé mirando unos minutos, él era algo guapo y tenía algo extraño que te llamaba a mirarlo con detenimiento. El chico volteó hacia mi y yo me acerqué a él con la intención de presentarme.

-Hola! Soy Tony. -dije amablemente y con una gran sonrisa hacia él mientras lo miraba directo a los ojos.

Él y Yo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora