La comida

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Cuando me iba a la escuela a las 6:30, en la barra siempre estaba mi sándwich, jugo y $10, o cuando me iba bien $20. Ella siempre nos decía a mis hermanos y a mi que no nos daba más dinero porque luego comprábamos comida chatarra; se preocupaba por nosotros.
Yo siempre llegaba primero. Ella me llamaba a eso de las 2 para decirme que sacara una carne o pollo del congelador, lavara los trastes o fuera a tirar la basura. Tenía la casa sola y aprovechaba para poner música a todo volumen mientras hacía los quehaceres que me encargaba. Había días que yo estaba tan cansada de la escuela que llegaba directo a  dormir y cuando despertaba, mamá ya estaba ahí.
Aún recuerdo el olor de la carne con cebolla que la mayoría de las veces hacía. Yo siempre la veía preparar todo y aún así le decía que tenía hambre, ella respondía: "¿No ves que estoy haciendo? Ven a ayudarme, a veces me gustaría llegar y ver la comida hecha", entonces me callaba y esperaba o sacaba los platos. Cuando estaba listo, ella siempre decía: "Ya está, sirvete y cuando termines lavas tu plato" y se iba a comer a su recámara. Yo me paraba en la puerta de su habitación con mi plato de comida y la miraba sentada, con un montón de almohadas en su espalda y la comida en las piernas.

-Ma, ¿puedo comer aquí?

-Si, pero en el piso. No quiero que me vayas a ensuciar la cama.

Me sentaba y comía, eso me hacía sentir feliz, me compartía su espacio, yo formaba parte de él.

MamáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora