Quería cambiar mi vida y la mejor manera de hacerlo es cambiar de ciudad. Metropolis parecía un buen lugar para vivir. Daily Planet parecía ser el lugar perfecto para trabajar.
Pero el Hombre de Acero parecia aun mas interesante.
Y por supuesto tamb...
- buenos di...— le iba a decir a Clark, pero extrañamente el ya no estaba aquí.
Nos quedamos dormidos después de pararnos toda la noche hablando y viendo películas y me hubiera gustado verlo en la mañana abriendo sus lindos ojos azules pero pues no. Decepcionada suspiro y me levanto de la cama. No deberia enojarme con el, el deber lo llama. Al menos se que fue a savar a el mundo y no con otra chica como es el problema de muchas.
Suerte.
Me puse mi bata y me levanté el cabello en una cebolla. Me baje a la cocina para desayunar porque mas que nunca tenia hambre, me haría unos hot cakes, si eso seria, pues era de lo poco que sabia cocinar. Clark siempre era el que cocinaba o simplemente saliamos a comer a otros lados pero lo mio... Nunca fue la cocina. Y el lo sabe.
Serena llega, llevaba en una caja de recalentado unos waffles delisiosos que ella solia hacerme y el dis de hoy me trajo. Tenia una sonrisa tan linda cuando llego, estaba muy feliz por lo aue veia y ella corrio a mis brazos dejando caer la comida al piso. Bien Serena, bien.
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Me alegro de que ella sea feliz, pues en su trabajo le va de maravilla y tambien ya hizo demasiados amigos en tan solo menos de un año y su estilo cambio radicalmente cuando llegamos a Metropolis. Solia usar siempre ropa algo... Extravagante. Pero la gente aquí no es asi, de hecho todos visten de colores apagados y bueno no esta mal, esta ciudad la hizo madurar... Un poco.
- creo que Clark te dejo algo afuera— emocionada y con muchas ganas de saber que me dio, sali.
Sabia que se fue para darme algo especial. Sabia que tenia algo planeado algo así por el estilo. Serena y yo salimos, y aunque estuviera en blusa y calzones mo me importo porque cuando vi ese ramo enorme de flores casi muero desmayada. Eran hermosas, preciosas.
Había unas rosas color rojo vivo y eran unas cincuenta. Eran demasiadas quizá mas de setenta. Esto era tan hermoso, no se como supo que eran mis flores favoritas. Y tenia una carta y una caja. No lo puedo creer, acaso el iba a pedirme....
- estan hermosas, no lo creo— dijo sonriendo ocmo nunca— ¿ eras parte de esto?
- lo vi al llegar, no podia ni entrar bien por eso— las jalamos hacia dentro y nos sentamos en el sofa para leer la carta,
bonita:
Espero que hayas tenido una linda semana, lo se,pensaras que estoy loco por hacer esto pero creo que te lo merecías por lo bien que te veías el día de mi fiesta. Y supongo que te imaginas quién soy ahora. Y como siempre que nos vemos me dices lo mucho que te use y que nunca te quise... Te traje estas flores. Lo sé son geniales, pero no tanto como tú. Y en la caja, si la abres, encontrarás lo mejor de lo mejor. Es algo por lo que muchos matan. Es algo que batalle en conseguir y no le daría un poco de esto a alguien. Solo tú porque te amo. Ahora, espero que después de esto vengas a verme y hablemos.
