- Tengo más amuletos- pronuncia antes de marcharse.
Me quedo parado durante un rato atento a cualquier movimiento, nada ocurre. Recuerdo el golpe, busco el colgante-aquí está- susurro para mi mismo- esto es lo que te protege del sol, ¿eh?.
"es obvio que debo hacerme fuerte para no dormir con los peces" los efectos de la Luna han desaparecido y me siento débil, cansado, con rabia y sobre todo con un montón de dudas. "debo descansar" pienso, salgo caminando del callejón con desgarros en la ropa. Camino en busca de algo con lo que vestirme hasta que encuentro una tiene da que abre justo cuando paso. Salgo vestido con unos vaqueros negros ajustados, una camisa negra y blanca a cuadros y el colgante puesto.
Vuelvo al callejón observando inquisitiva mente cada rincón en busca de algo que la pertenezca cuando en el suelo encuentro un oportuno mechón de pelo. Lo olisqueo siguiendo el rastro con la nariz para andar en dirección al objetivo. Al cabo de media hora andando el olor se intensifica lo que me dice que esta cerca, noto su esencia bailando con el viento, perfume de vainilla con un toque de canela y el dulce olor de la sangre.
Me aventuro a entrar a un portal mientras subo las escaleras escuchó unos pasos, se me eriza la piel pero noto que es un aroma diferente y me tranquilizo en el segundo piso me topo con un joven que sale de la puerta que tiene el olor que sigo.
-Hola, ¿puedo preguntar unas cosas?-
Pregunto -Vale, pero rápido tengo prisa-
-Tranquilo, no tardare mucho. Es sobre una chica, de tez muy blanca, la cuestión es si vive en este bloque de pisos-
-Perdón, ¿me la describes mejor?
- Claro, tiene los ojos azules, su pelo es rubio y mide sobre 1'70
-Si, vive justo en esa puerta - responde señalando de la que viene el olor - pero creo que ahora no esta en casa
-no importa, muchas gracias-En cuanto se marcha le doy una patada a su puerta y se abre. Me poso un momento en el marco de la puerta para ver la entrada.
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I'm Wolf
WerewolfEs de saber por todo el mundo que los hombres lobos y los vampiros tenemos por costumbre odiárnos a muerte. Pero, también las costumbres están para romperse.