La Llamada

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Me despierto y veo que la luz entra por la ventana, debe ser temprano. Miro mi reloj y quedo asustado, son las 11:00 a.m me levanto de un solo y tomo una ducha. Estoy nervioso por mañana, no me siento listo para empezar de nuevo, y menos en un hospital. Esta vez tengo que tener más cuidado, no puedo andar matando gente por accidente. Ya me tengo que poner serio y aplicar los años de estudio para ayudar.
Salgo del baño, me pongo mi camisa favorita y un pantalón poco ajustado, se nota que mi madre limpia mi cuarto muy seguido, todo está en orden y limpio, justo como lo dejé...
Salgo del cuarto y me topo con mi padre.

-¿Qué tal el pago?

-Buenos días papá, a mí también me da gusto saber que amaneció bien. - sigo caminando y me dirijo a la cocina, estoy muriendo de hambre. Me llega un olor glorioso de pancakes y café. Me pongo en la puerta y veo a mi madre de aquí para allá, con platos, vasos, vigilando lo que tiene en el horno...

-Buenos días Ma' déjame ayudarte.

-Oh, Buenos días cariño. Claro, pon la mesa si quieres. -podía notar su cariño con su mirada, una mirada un poco cansada. Claro, con ese inútil que no hace nada, solo molestar, creo que cualquiera estaría así.

-Mamá, ¿Por qué no te vas sola de aquí? Yo te puedo ayudar.

-No puedo, sabes que no dejaría a tu padre.

-Pero mamá!!! Eres más su sirvienta que su esposa.

-Café con leche o negro?

-Con leche... Pero mamá! No me evites el tema!

-Cariño ya estoy vieja, ya no hay nada que hacer, estoy bien así. -no le contesto nada porque no quiero pelear, así que solo me siento mientras escucho a mi madre hablar de sus clases de manualidades.
Mi padre llega a la cocina y se sienta al otro lado de la mesa.

-Rápido mujer, me estoy muriendo del hambre! - la sangre me comienza a subir, ya recuerdo por qué siempre peleaba con mi padre todos los días. Mi madre primero me sirve a mí y después a él.

-Jovencito te hice una pregunta.

-El salario está bien. Tranquilo, seguiré haciendo el depósito del mes. Por cierto quiero que el 70% se lo des completo a mi madre.

-¿Qué? ¿¡Estás loco!?  

-Trabajo en hospitales psiquiátricos. Probablemente lo esté.

-Hijo no hay necesidad. Yo estoy bien.

-No mamá! Quiero que vayas a tus clases y que salgas. Cómprate ropa, lo que más te guste.

-Pero la prioridad es la casa.

-Y a caso este bueno para nada invierte toda la plata para la casa.

-¡¡Ten cuidado como me hablas jovencito!! - mi padre se pone de pie y me señala con el dedo. Mi madre sale corriendo para calmarlo.
Me pongo de pie, tomo el plato y me voy para mi cuarto. Tiro la puerta y me siento a comer mi desayuno. Pongo mi album favorito de mi banda favorita, Led Zeppelin. Le subo todo el volumen mientras miro el techo. Esta vez no dejo que los pensamientos lleguen, solo disfruto la música como lo hacía cuando tenía diecinueve años. Canción tras canción, se me vienen recuerdos de la infancia, la adolescencia, universidad, cuando la familia estaba unida. Todo me hace sonreír.
Miro el celular y tengo una llamada perdida. Oh no, tenía tan alta la música que no me di cuenta. Era un número privado, mientras no sea del ASH todo está bien. Nuevamente le subo el volumen a la música y sigo recordando. ¿Y si no trabajo ahí y solo me quedo aquí? Es lo mejor que podría hacer, pero no aguantaría a mi padre todos los días.
Siento la vibración del celular, lo tomo y veo que es el mismo número privado. Le bajo el volumen a la música y contesto.

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⏰ Última actualización: May 14, 2017 ⏰

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