Capítulo 4 - Una nueva amiga

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¡Era una chica cabra!
¡Venga, más chicas animales para mi colección!

Su pelo era blanco, ondulado y largo. Sus ojos tenían una mezcla de blanco y violeta, que los había ver muy hermosos. Sus mejillas sonrosadas habían un notable contraste con su piel pálida. Llevaba un jersey de color rosa y unas botas hechas de algodón. Y estaba mirando a Pan sorprendida, y aun seguía temblando. Pero, aún así, estaba más alegre. Lo veía normal, ya que Pan se había librado de aquellos hombres que, por cierto, aún seguían tirados en el suelo.

–¿P-pan, eres tú...?– murmuró la chica con timidez.

–¡Obviamente, Cami! ¿Como no te iba a venir a salvarte?– exclamó Pan orgullosa.

De repente, la tímida chica empezó a llorar, y se avalanzo hacia Pan para darle un abrazo. Yo miré extrañada la escena. ¿Pan ya conocía aquella chica? Lo suponía, ya que la había llamado por lo que creía que era su nombre.

–¡¡No sabes cuanto te lo agradezco!! ¡¡Pasé mucho miedo!!– exclamó llorando y sorbiendo su nariz.

Genial. Ya hemos encontrado a una amiga de Pan. Incluso su nombre es "original". Al menos no parece una pesada, como la panda que tuve que aguantar... Y que supongo que tendré que seguir aguantando. Además, estaba bien que por fin estuviera a salvo.

Vi que seguía temblando, pero esta vez no de miedo, si no de frío. La verdad, es que pasaba un poco de fresco por ahí. Así que me quité la chaqueta que llevaba y se la entregué a Cami. Ella se quedó asombrada ante mi gesto.

–¿Me... Me la puedo poner...?– murmuró, mirando la chaqueta que le di.– Pero... si la llevo yo,  tú pasaras frio...–

–Tranquila, estaré bien.– afirmé. Hacía algo de frio, pero tampoco era demasiado, al menos para mi.– Tú póntela y vayamos a mi casa. Allí te encontrarás mucho mejor.–

Ella me miró con una sonrisa, y se puso la chaqueta que le había dado.

–¡Muchísimas gracias!– me dijo.

Ayudamos a levantarse a Cami, ya que le costaba por sus temblorosas piernas, y caminamos hacía mi casa. Todo iba muy silencioso, tal y como me gustaba. Pero, de repente, noté que me tiraban de la manga. Me giré para comprobar que era Pan. Suspiré. Como era obvio, tenía que preguntar que pasaba.

–¿Que quieres, Pan?– le pregunté.

–¿Por que a ella la tratas tan bien y a mi no? ¡Me merezco más cariño, que la he salvado!– protestó indignada.

–Pan, tu no tienes frío.– contesté, ya que era la verdad.

–¡Si que tengo!– mintió, simulando que estaba temblando.– ¡Ahora dame un abrazo para entrar en calor!– exclamó, corriendo hacia mi para darme uno.

–Ni en sueños.– respondí  molesta, apartándola con una mano.

–¡Eres muy mala conmigo!– se quejó mientas inflaba sus mofletes y miraba hacia otro lado, haciéndome el vacío. Como si fuera a sufrir por ello. Así mejor, al menos no molestaría.

–Em... Esto...–murmuró la chica cabra, rompiendo el silencio– ¿Co-cómo te llamas...?

–Eva.–

–Ave.– dijo al mismo tiempo que yo.

–¿Q-que?– susurró Cami confusa.

–¡Pan, por el amor de Dios, cállate!– exclamé harta.

–¡No me da la gana~!– me respondió mientras me sacaba la lengua con burla.

–Serás...– murmuré enfadada. Aquella panda me estaba sacando de mis casillas...

¡El panda la va liar parda!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora