Capítulo 1

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Mi despertador suena a las siete de la mañana. Intento apagar el despertador con la mano pero lo único que consigo es caerme de la cama. Me tapo la boca con la mano para no gritar del dolor. Es una mala forma de despertarse. El día ya empieza mal. Ya ha pasado una semana desde que vine a Canadá. Hoy es mi primer día del colegio, y estoy demasiado nerviosa como para pensar. 

Me levanto del suelo y me dirijo al perchero para ponerme mi bata. Bajo por las escaleras y me dirijo a la cocina. Todavía no me acostumbro al tamaño de esta casa.

- Buenos días cariño. - Me dice mi tía felizmente, como siempre.

- Buenos días. - Digo mientras me preparo un vaso de leche con cereales. Este desayuno me recuerda a mis mañanas en Londres, en el pequeño balcón.

Aparece Jim por la puerta con un traje negro y corbata. Está muy formal con su traje.

- Tessa, ¿quieres que te lleve al instituto, o prefieres ir en el autobús? - Dice con educación y una sonrisa con unos dientes perfectamente blancos.

- Me gustaría que me llevaras tú, gracias. - Respondo con educación.

Cuando me termino el desayuno y corro escaleras arriba para prepararme. ¡No puedo llegar tarde el primer día! Abro las amplias puertas del armario y decido ponerme unos vaqueros claros con una camiseta blanca que en lugar de tirantes tiene volantes. Me miro durante unos segundos en el espejo y me dirijo al baño. Me pinto un poco la raya y cojo mi mochila para marcharme.

Subo al coche de Jim y pongo la radio. Estoy muy nerviosa y no sé como calmarme. No paro de pensar que podría pasar. El viaje se pasa en un abrir y cerrar de ojos. Es un instituto muy bonito y moderno. Está rodeado de árboles y realmente es precioso. Le doy las gracias a Jim, cojo mi mochila y salgo del coche. Saco de mi mochila mi horario y veo que ahora me toca biología, en la clase K-4. Entro por la puerta y por dentro es todavía mas grande de lo que parece por fuera. Encuentro mi taquilla fácilmente. Dejo mi mochila y cojo mi libro de biología. Suena el timbre y salgo pitando por el pasillo para llegar a clase. Cuando entro por la puerta están casi todas las mesas ocupadas. Solo quedan dos sitios libres, uno en segunda fila y otro en la última fila. "Última fila, obvio." Me siento en la silla y aparece una profesora regordeta. Siento que todo el mundo me mira, y es algo muy incómodo, pero pronto pierdo el protagonismo ya que llaman a la puerta y aparece un chico, que está buenísimo, con todos los brazos tatuados. 

- Perdón. - Dice ese chico con una sonrisa maliciosa.

- Pasa y no hagas ruido Kendall - Dice la profesora con un suspiro en su boca. "¿Kendall? Bonito nombre supongo."

De repente mis pulsaciones se empiezan a acelerar ya que ese tal Kendall se está acercando a mi con pasos lentos.

- Ese es mi sitio. - Me dice con voz cabreada. "¿Pero de qué coño va este?" No quiero movidas así que asiento y me levanto. - Da igual, quédate aquí. - "¿Pero en qué quedamos?" Me vuelvo a sentar y noto mis mejillas ardientes, ahora sí que me está mirando todo la clase, toda la clase menos Kendall. 

La hora de comer y sigo sin dejar de pensar en ese chico moreno. Bueno, ahora tengo que preocuparme más en con quién voy a comer. Pero entonces se me acerca una chica morena con mechas rubias y onduladas ondas. Luce unos profundos ojos azules y tez pálida.

- Hola eres nueva, ¿no? - Cuando abre la boca me doy cuenta de que tiene un piercing en la boca, el "smile". Me encanta ese pero no veo llevándolo yo. 

- Si, soy Tessa. - Digo lo más sonriente que puedo, tengo que dar buena impresión.

- Yo Emily, ¿te apetecería comer con nosotros? - No espera a mi respuesta y me conduce a una mesa llena de adolescentes con tatuajes, piercings y pelos de colores. Y mi cara de sorpresa al ver a Kendall se podía ver a kilómetros de distancia.

Todos me saludan cuando me siento lo más lejos posible de Kendall. Parecen todos muy majos pero no la clase de amigos que solía tener en Londres. ¿Por qué todo tenía que cambiar por un estúpido accidente? 

- Bueno Tessa, ¿vienes esta noche a la fiesta? - La verdad es que parece una buena idea, cambiar de aires podría estar bien. 

- Claro, me encantaría ir. - Digo con una sonrisa tímida en la cara.

- ¡Genial! - Dice Kendal irónicamente poniendo lo ojos en blanco.

- ¿Qué coño pasa contigo? - Le pregunto sin pensármelo antes. Él parece sorprendido, pero luego lo disimula riéndose. Todos los demás también se ríen.

El resto de la comida pasa normal, con algunas que otras historias de las pasadas fiestas. Son todos muy agradables, aunque algunos más que otros...

Suena el timbre. Cojo mi mochila, pero antes de que pueda cogerla una mano fría me coge la muñeca. Kendall. Me lleva a rastras hasta un pasillo silencioso, demasiado. Me arrincona en la pared y se me acerca tanto que hasta nuestras narices se tocan. Entonces, como un suspiro, me dice:

- No vuelva a hacer eso nunca más. - Me suelta y me dan ganas de abalanzarme sobre él para gritarle lo gilipollas que es, pero se va antes de que  pudiera hacerlo. Coge su mochila, cierra de un portazo una taquilla que estaba abierta y sale del pasillo.

Miro el reloj y veo que llego cinco minutos tarde a matemáticas. Nueva y encima tardona, se ve que lo tengo todo. Camino rápido mientras me miro las marcas que tengo en las muñeca. ¿Cómo se atreve a hacerlo?

- Perdón por llegar tarde, no encontraba la clase. - Miento.

El profesor me mira de arriba abajo y luego me hace una seña para que entre y me siente. Solo consigo encontrar una mesa en primera fila justo enfrente del profesor. ¿Qué más puede pasar? Solo hace falta que tenga a Kendall al lado. Eso sí que sería el colmo, tener que aguantarle incluso en matemáticas. Como me aburro mucho miro para atrás para ver si hay algún rostro conocido, pero no hay nadie.

- ¿Tienes intriga por saber qué hay atrás? - Este profesor me saca de quicio.

- ¿Qué? No...no. Lo siento. - Tartamudeo.

El profesor pone cara de pocos amigos y se dirige para copiar los deberes en la pizarra.

- Darle las gracias a vuestra compañera por tener el doble de deberes.

Todos ponen los ojos en blanco y hundo mi cara en los brazos. Lo único que quiero ahora mismo es que suene la puta campana ya.

Todo va a ir bienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora