Éxtasis

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- Como estoy solo un poco chiflada es normal que nunca siga una rutina, así que en vez de subir la próxima semana dejaré esta nueva mini historia por aquí, a ver si les gusta =3.

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Su pecho subía y bajaba con el ritmo natural de su respiración al dormir y el cuerpo bronceado brillaba a la luz de la luna por la leve capa de sudor que hacía rememorar aquella velada satisfactoria. El moreno solo pensaba en el momento en el cual el joven pelirrojo lo había cautivado, en sus movimientos seductores al estar sobre él y sus melodiosos gemidos de placer. Quizás se estaba volviendo un fanático de sus expresiones al ser insensiblemente penetrado o de sus miradas lascivas cuando el pudor no se encontraba en su diccionario, o tan solo era una más de sus travesías nocturnas, no podía asegurar nada, lo que sí sabía era que su rival le traía loco hace bastantes semanas, tanto así que justo en ese momento no podía dormir por contemplar el cuerpo desnudo de su amante envuelto en sus trabajados brazos.

La horas pasaban y el cansancio le llevó a dormirse junto con su nueva presa, o así quería considerarle, las relaciones no eran lo suyo y menos el estar atado a una persona.

- ¿¡Qué pasó!? – el grito del as de seirin lo despertó de su profundo sueño.

- cállate – gruñó y estirando el brazo lo atrajo hasta quedar abrazados.

- n-no... ¿qué me hiciste? – preguntó desconcertado el de ojos color rubí.

- nada que no quisieras, además después gritabas por más – respondió con una media sonrisa – te encanta lo rudo, podría repetirlo, si quieres hago una excepción y... -

- ¡no habrá una segunda vez de lo que quiera que haya pasado! – exclamó nervioso – te aprovechaste de mi cuando no estaba en mis cinco sentidos –

- no es mi culpa que lo aclamaras, además es tu culpa por subirme la temperatura – rodó los ojos y bostezó – conmigo no hay vuelta atrás, podrías haberlo pensado antes de entregarte a mi como una oveja al lobo –

- ¡idiota! – bramó y le golpeó en el hombro.

- ¿quieres una segunda ronda? – preguntó Aomine dejando a un sorprendido Kagami bajo su cuerpo sujeto de brazos.

- ¡n-no! – titubeó el pelirrojo.

- claro que quieres, tu cuerpo lo pide y no tiene vergüenza en hacerlo – murmuró en el oído de Taiga con la ronca voz típica en él – tu erección lo dice todo – dijo tocando la parte nombrada – y tus ojos me lo afirman –

- y-ya basta – gimió la víctima.

- ya no puedo – susurró sobre la piel de su cuello.

Depositó castos besos en aquella zona y procedió a marcarla y llenarla de mordidas bruscamente sensuales, mientras que su mano actuaba sobre el miembro entre las piernas bronceadas del as de Seirin con experiencia, a lo que él reaccionaba con gimoteos.

Las cosas iban empeorando a cada segundo para Kagami, que se dejaba seducir por el experimentado moreno que hacía de las suyas con cualquier roce de sus manos en el cuerpo del contrario, inclusive el tocamiento de sus piernas le causaba mil pensamientos obscenos. Seguramente nada los detendría, o eso dejaba ver el de ojos zafiro, que se dedicaba a complacerlos a ambos.

La preparación se había alargado lo suficiente como para que el victimario no pudiese aguantar y de un momento a otro, sin aviso, introdujese su miembro por la apretada entrada del joven masoquista, quien estalló en placer colocando sus manos en la espalda morena para luego arañarla y morderla. En la habitación se sentía el ambiente acalorado, excitante y alucinante, Taiga podía asegurar que ninguno era mejor que Aomine en la cama, mucho mejor que un Adonis, claramente su destreza en el juego era equivalente a su experiencia en la cama, igual de veloz en cada movimiento.

El clímax se adueñó del momento, Kagami ya había tenido su esperado orgasmo, pero el peliazul aún seguía sin llegar al límite y cada vez iba más rápido y fuerte, era de esperarse que un tipo como él durase tanto en el acto sexual, lo que avergonzaba al de ojos rubíes por haber llegado tan rápidamente.

- Vamos Taiga, ¿podrías ayudarme tan solo un poco? – murmuró entre gemidos el as de Too, pero no recibió respuesta – Taiga... - volvió a llamarle – Oi... ¿Bakagami? –

Despertó agitado mirando cada lugar de la habitación hasta toparse con el idiota que le había penetrado hasta desmayarse.

- ¡AHOMINE, MALDITO IDIOTA! – gritó furioso y le dio un puñetazo en el abdomen, lo que le despertó y dejó sin aire.

- b-baka-gami – dijo entrecortado por la falta de oxígeno.

Se levantó, se vistió y marchó el pelirrojo fastidiado, era su segunda vez y el idiota del peliazul le había dado como un animal al punto de dejarle inconsciente, aunque debía reconocer que nunca se había sentido tan bien. 

One Shoots - AoKaga - Donde viven las historias. Descúbrelo ahora