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—¿Entonces?

Preguntó con un aire de impaciencia en el tono. Esperaba en verdad ver a su hermano jugar, aunque sea un poco.

—No hace falta preguntar, claro que voy.

La sonrisa típica se asomo por el animado rostro de Kyoshi, dándole la señal positiva a la chica que aplaudió entusiasmada.

—¡No sé vale arrepentirse!

—Si lo hago probablemente me lanzarás un balde —bromeó palmeando la espalda de la chica—. Y no quiero abolladuras.

—Más te vale. ¿Teléfono? ¡Kagami, necesito decirle a Kagami!

Chilló rebuscando en la mesita repleta del correo su pequeño celular, casi veneradolo cuando logro encontrarlo debajo de un recibo de luz.

—¿Quién lo diría?, el año pasado apenas tolerabas a Kagami y ahora hasta lo llamas con tal alegría.

La risa burlona apareciendo en los labios del castaño la orilla a rodar los ojos, gesto que no detuvo la sonrisa divertida en el mayor.

—Recuerdo que lo golpeaste unas cuantas veces.

—Se estaba desesperando en pleno partido.

—Y vaya manera de ayudarle a mantener la cabeza fría.

—No le pegué fuerte.

—Lo sé —ahogando una risa bebió un poco de té, tratando de recuperar la seriedad—. Si hubiera sido así seguro que le quedaba marca.

—No tengo la mano tan pesada.

Reprochó viéndolo de reojo, escribiendo un texto tras otro en la ventana de la conversación con Kagami.

—¿Y Kuroko? —una mirada confusa apareció en el semblante de la joven, pidiendo detalles con un par de pestañas que solo él entendía—. No recuerdo que hayas peleado tanto con él.

—¿Será por qué no tenía motivos?

—Pareces más cercana a Kagami que a Kuroko.

—Tal vez, me soborna con hamburguesas, le da puntos.

—No puedes venderte por comida, ¡Eso es interés! —recriminó frunciendo ligeramente el ceño ante las actitudes de su hermanita— ¿Por qué no hablas un poco más con Kuroko? Seguro se llevan bien y sin necesidad de comida como mediador

Levantando la mirada del celular le dedicó una corta pero desconcertada interrogante con los ojos, negando con lentitud la cabeza sin decir nada, palmeo el hombro de su hermano mayor antes de salir de la cocina, escabullendose a la sala con sus abuelos, poniendose al dia con la novela de la tarde.

—Kuroko, ánimo.

Murmuró para si mismo el gran rey sin corona, conteniendo un sollozo ante la gran pena que le espera a su tranquilo jugador.

Toda esta situación insistente a Kuroko se remonta a los tiempos remotos de socialización armoniosa en el club, buscando el equilibrio en un equipo unido que entabla conversaciones como buenos amigos en el receso y se apoya en época de exámenes.

Efecto contrario ha sido el resultado en un pequeño sector, la aprendiz de Riko que sigue con devoción sus pasos y el dúo novato de la luz y la sombra. En un inicio, Mae no soportaba la idea de un juego basándose al azar con dos talentos en estado puro como el carbón en medio de piedras pulidas. Creando conflictos en aquellos tiempos de entrenamiento al Inter-high, dónde Kagami siempre era regañado por Mae, mientras Kuroko era arrastrado fuera de las discusiones.

La convivencia entre la hermana de Kyoshi y Kuroko no ha sido la más aclamada por los superiores, pues estos cuando se ven hablan poco y si lo hacen es de temas relacionados al club. Su máximo contacto que han llegado a tener fue ese breve choque de manos al ganar la Copa de invierno.

Cancha. | Kuroko No Basket.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora