Capitulo 1(Tercera parte).

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¡Lamentamos la demora! Y vamos a intentar actualizar antes. Pero una tiene mala memoria y se le olvida ésta cuenta. Jeje >n<

Bueno, como sea, disfrutad de la lectura.

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Tauro se encontró en una sala absolutamente redonda. Completamente vacía, a excepción de una puerta. "¿...donde narices estoy?¿Y dónde encuentro el expendedor de chuches más cercano?" Pensó llevandose la mano a la cabeza.
Encogiéndose de hombros, abrió la puerta, dispuesta a esperar lo peor.

Pero lo único que encontró allí fue un pequeño pasillo con varias puertas más. Y una cuchara en el suelo. "Wait... what?" Agarró la cuchara dispuesta a utilizarla como arma, al abrir la primera puerta.
Pasó un corredor y se dirigió hacia otra puerta, ahora azul, quería abrirla pero algo, o tal vez alguien, impedía que ella pasara.
Tauro desesperada dió un grito e intentó golper la puerta con su pie izquierdo.
Pero sin previo aviso ésta se abrió antes de dar con su ataque.

(...)

Piscis se encontraba en una habitación. Vacía, como la mirada en sus ojos. Pero clara, como su alma. Giró la cabeza y hizo una mueca, "Ya, se me ha ido la cabeza. Oficialmente puedo hacerme abogado, o algo."

Siguió meditando un rato más, hasta que pestañeó con fuerza y agitó la cabeza. Caminó hacia la puerta, la cual tenía un pequeño cartel rojo encima. Ignoró el cartel y agarró la manilla de la puerta.

La gira y tira.

Nop. Nada. Volvió a intentarlo, esta vez con mas fuerza. Sin funcionar, aún.
Piscis levantó la cabeza, frustrado cuando el pequeño cartel rojo brilló ante su cara, de manera burlona. "EMPUJAR" Decía el cartel.

Con la cara limpia de expresión alguna, giró la manilla de la puerta y empujó hacia fuera.

Abrió. Él miró hacia su mano con extrañeza. "Ups." Se encogió de hombros y abrió la puerta de golpe, pero un grito y algo corpóreo frenaron la puerta de golpe. Aunque el golpe no se lo llevó la puerta. Solo la chica detrás de ella.

Tauro se agarró su cabeza con dolor, y sin saber como reaccionar, con un grito de niña aterrorizada, golpea al malvado ser en la cabeza con la cuchara. El ser malvado gritó y huyó en la dirección contraria.
El ser malvado era un chico. O... bueno... eso parecía, porque Tauro no estaba segura ya que se habia agazapado en una esquina.

Aún sin soltar la cuchara, se acercó con cuidado.
Tocó al chico con la cuchara, y él tembló.

-Ey. EY. ¡EO! Tú, hazme caso. -el chico levantó la cabeza y la miró entre los brazos.

-No me golpees más. - Pidió Piscis. La chica rodó los ojos y le ofreció la mano, para ayudarle a levantarse.

Él la aceptó. -Vamos, hay que salir de aquí.

(...)

Virgo observaba la habitación detalladamente. "Nada por aquí, nada por allí. Suena como un mal conjuro mágico." pensó ella, de manera irónica. Miró la puerta y negó con la cabeza. "No puede ser tan fácil."
Y así pasaron los minutos, buscando alguna salida con sentido, hasta que la puerta se abrió dejando pasar a dos personas que la miraron con pasmo.

"Pues va a ser que sí era tan fácil. " pensó Virgo en un momento.

Tauro frenó de golpe al ver a la chica en la misma habitación monótona, ocasionando que Piscis chocara contra su espalda y se quejase.

-Hey... Hola. - Dijo la chica con simpleza. Piscis la miró confundido.

-¿Cuanta más gente habrá por aquí? -reflexionó en voz alta. Ambas chicas lo miraron y luego entrecruzaron miradas.

-Eh... -Tauro se encogió de hombros de manera casual. - Ni lo sé ni me importa. Yo quiero salir de aquí, ¿venís o no?

Virgo asintió escuetamente y Piscis exclamó "¡Sí!".
Volvieron al pasillo, repleto de habitaciones que no llevaban a ninguna parte.

(...)
Rato después se pararon en una de las habitaciones.

-Virgo... -se queja Tauro. - Ésta es la septuagésimo cuarta vez que entramos aquí. Estoy cansada, hambrienta y aburrida.

-Lo sé. Dormirás, comerás y te divertirás cuando salgamos. Hasta entonces... Cállate. -pidió rodando los ojos. Piscis carraspeo.

-Virgo... A veces resultas demasiado direc- -un sonido metálico lo acalló. Los tres miraron hacia arriba y vieron al mismo tiempo la sonriente cara que los observaba. Gritaron al unísono, en un perfecto cuarteto de los horrores.

Sarah dejó de gritar y trató acallarlos. -Sshh. ¡Callad! ¡Vengo a rescataros! - Virgo, Piscis y Tauro se callaron al instante. Se quedaron mirando la cabeza que sobresalía de esa pequeña ventana de tejado. ¿Cómo demonios no habían pensado en eso? Piscis asintió con seriedad.

Sarah alargó el brazo y ofreció ayudarlos a subir. Tauro fue la primera en aceptar el brazo e impulsarse hacia arriba. Piscis y Virgo se miraron. Virgo se encogió de hombros y fue la siguiente en subir, y entonces fue Piscis.

El renacer de los elegidos. (ZODÍACO) (×Cancelada×)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora