"-¿Quién eres tú?"

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*ELI*

Me tiende una mano y se presenta:

-Me llamo Álvaro. Álvaro Díaz. Tengo 15 años, vivo aquí, solo, pero no voy a quedarme mucho tiempo. Ahora dime, ¿Quién eres tú?- dice mientras me quito la capucha.

-Mi nombre es Elisabeth Morgan. Pero todos me llaman Eli. Tengo 14 años y vivo en la mansión de la colina de aquí al lado.- le suelto sin darle importancia mientras me deshago el moño mojado.

-¿Enserio? ¿En esa pedazo de casa? ¡Vaya! ¿Te digo una cosa?

-Vale.- respondo con curiosidad.

-Ya lo sabía. Conocía tu nombre y dónde vives. ¿Te digo otra cosa?-sonríe.

-Vale.- me río.

-Te veo, y tú me ves a mí, desde hace 6 años que fue cuando empecé a alojarme aquí. Nos vemos todas las mañanas cuando vas a tu colegio de pijos, perdón si te ofendo. Y nos vemos también por las tardes cuando sales a pasear a tu perro, una mezcla entre labrador y pastor alemán, ¿me equivoco?- vuelve a sonreír pero con la sonrisa de antes, la torcida.

-Sí, así es, ¿Cómo sabes tú de que raza es? Tiene gracia que me conozcas tanto porque me sonabas mucho pero no sabía de qué.- sigo riendo.

-Me encantan los perros desde que soy muy pequeño, me gusta tu perro. Y te conozco bastante, sí.- ríe -Pero tengo una pregunta, ¿qué narices hacías en sentada en un banco en la calle en pleno diluvio?-

-Pues estoy sola en casa unos días, y necesitaba tomar el aire, independientemente de si fuera húmedo o seco.- se ríe -¿Y tu?-

-Volvía del paseo en monopatín.- acaricia la puesta de sol dibujada con pintura en la parte inferior de ese trozo de madera con ruedas, que se ha corrido un poco por la lluvia.

-¿Lo has dibujado tú? es muy bonito.

-Sí, gracias.- vuelve su alegría de cuando acepté venir con él. Pero entra una ráfaga de aire helado y se le entristece un poco el rostro -Me temo que deberías volver ya a casa, está oscureciendo y va a refrescar, no será bueno para ti salir con la ropa mojada si hace frío.

Miro al suelo un rato, como si no le oyera. Estoy pensando.

-¿Eli? Tienes que volver ya a tu casa.-

Sonrío -¿Te apetecería pasar unos días allí, conmigo?, tendrías comodidades, comida y agua caliente, ropa limpia todos los días...-

-¿De verdad?- asiento -¡Me encantaría!- vuelve a sonreír como antes.

Vamos rápido a mi casa. Cenamos y le guío hasta su habitación. Me despido de él desde la puerta pero antes de cerrarla le susurro:

-Oye, ¿por qué razón me has invitado a tu casa, si sabías que la mía estaba cerca y que tenía dinero?-

-¿Te digo una cosa?- me dice también susurrando.

-Vale.- repito, riendo igual que antes. Me gusta cuando dice esa frase.

-Solo quería hablar contigo.- susurra de nuevo. Me vuelve a sonreír de oreja a oreja y se pone rojo.

Yo siento mariposas en el estómago.

-Buenas noches Álvaro.- susurro.

-Buenas noches Eli. Y gracias, por todo.- susurra él.

-Gracias a ti.- cierro la puerta.

Me apoyo en la pared. Siento que me arden las mejillas, y no dejo de sonreír. Voy a mi cuarto, me tumbo boca arriba y pienso: Tal vez lo único que necesita esta casa es algo de amor, visitantes, invitados, es muy solitaria si solo estoy yo en ella... Tal vez lo único que me falta a mí es amor, de mi madre o de quien sea. Sonrío de nuevo y me duermo. Hoy hay cosas buenas sobre las que soñar.

"Quee haay gentee, espero que os esté gustandoo. Gracias por los votos y perdón por las intrigas. Abrazitooss O X O X O X"

Segunda Estrella A La DerechaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora