Capítulo 1

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Capítulo 1

Tres meses más tarde

-Harry, por favor, vuelve a casa, hace tres meses que ocurrió el accidente- dijo Liam desesperado a el conjunto de pellejos andrajosos en los que se había convertido uno de sus mejores amigos.
-No me voy a ir- dijo Harry con calma. Su voz sonaba ronca, como si llevara un tiempo sin hablar- el vuelo de Lou aún no ha llegado y yo tengo que llevarle a casa.
-Pero Harry, Louis está...- comenzó a replicarle el castaño con los ojos anegados en lágrimas.
-Louis me lo prometió, dijo que volvería- replicó el de los cabellos rizados.
Hacía tres meses, el avión en el que volvía Louis de su romántico viaje con Eleanor había sufrido un accidente y se había estrellado. Uno de los motores había fallado. No había habido supervivientes.
Desde ese accidente, la banda había ido de mal en peor. Niall se había pasado un mes entero llorando sin parar. Zayn no había vuelto a sonreír, convirtiéndose en una persona aún más seria y taciturna. Liam se había visto obligado a ser fuerte por el bien de todos, y, junto a sus padres, había ayudado a la familia de Louis y a la familia de Eleanor a sobrellevar el terrible dolor y la tristeza que conllevaba la perdida de sus hijos. Pero Harry... Harry no había logrado sobreponerse a la muerte de su mejor amigo. Se había encerrado en sí mismo y solo respondía con frases cortas si es que llegaba a responder. Desde el día del accidente, Harry se había quedado en la sala del aeropuerto, sentado, esperando el aterrizaje de un vuelo que nunca llegaría, negándose a salir de allí. Su madre, su hermana, sus amigos, sus compañeros, su familia, todos habían intentado persuadirle de salir de allí, pero todo había sido en vano, el muchacho se resistía a irse y si trataban de obligarle se ponía violento, por lo que al final decidieron dejarle y hacer turnos para llevarle comida y todo lo que necesitara.
Y ahí estaba Liam, tres meses más tarde intentando nuevamente que su amigo abandonara aquel lugar, pero era inútil, el muchacho era más tozudo que una mula. Suspirando, observó la metamorfosis que había sufrido el cuerpo de Harry. Sus mejillas estaban hundidas y su cuerpo sufría de una extrema delgadez debido a que no comía correctamente, simplemente picoteaba lo que le traían sin llegar a terminarselo nunca. Su piel había perdido aquella vivacidad y belleza que una vez tuvo para dar paso a un tono grisáceo enfermizo. Sus rizos castaños caían sin cuidado por su cara en enredos grasientos. Su olor era más o menos decente por que su madre venía de vez en cuando a lavarle con una esponja, aunque él a duras penas se dejaba. Y sus ojos... bueno, sus ojos habían perdido aquel brillo juguetón y coqueto que una vez tuvieron. Ahora eran dos orbes verdes con una mirada vidriosa perdida en el infinito que no te daba pistas de si el muchacho estaba en esta realidad o en la suya propia. Los tenía hundidos, hinchados y enrojecidos por la falta de sueño y, según suponía Liam, por haber estado llorando. A su alrededor tenían unas horribles ojeras de un tono violeta oscuro. Aquel muchacho que en una época había hecho suspirar a las mujeres se había convertido en una sombra de su antiguo yo, en un fantasma, una estatua, un cuerpo sin vida que se movía de forma mecánica.
Volvió a suspirar cerrando los ojos con cansancio. Sentía una tristeza y un dolor inconmesurables en el corazón, una carga sobre los hombros que parecía empujarle hacia el suelo cada día más, dificultándole la vida, provocando que cada día se le hiciera más cuestarriba. Y ese dolor se acentuaba cuando veía a su amigo tan devastado. La pérdida de Louis había resultado terrible para Niall, Zayn y para él mismo, pero nada comparado como para Harry.
Desde el fallecimiento de su compañero, la banda había caído en la desgracia. La terrible noticia salió en todas las pirtadas, cavando poco a poco la tumba del grupo. Al principio los muchachos no sabían que hacer, se sentían perdidos. Las fans y la prensa los acosaban de forma terrible, sobre todo a Harry, el cual no tenía ya la suficiente fuerza mental como para soportarlo. El agobio de estos fue tal que tuvieron que contratar a más guardaespaldas solo para cuidar del chico. Debido a la situación, al terrible estado de Harry y al hecho de que no se veían capaces de continuar sin Louis, los chicos decidieron disolver la banda. El descontento ante esta decisión fue general, había miles de fans llorando, pero poco a poco, según iba pasando el tiempo, la atención hacia el grupo fue menguando hasta casi desaparecer. De repente, la fiebre One Dirección había desaparecido y parecía como si la banda jamás hubiera existido. Junto a Louis, One Direction había muerto.

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