Luego de quince días en Bahamas Rebeca estaba de vuelta en casa, pero aún tenía otros cinco días de vacaciones para volver al trabajo y a sus estudios, así que decidió ir a San Bernardo, su ciudad natal, a visitar a sus padres.
Así como llegó a su departamento tomo un baño, se puso una calsa negra con una músculosa azul y un suéter blanco, sus zapatillas John foos. Cambio el equipaje de la maleta y puso algunas prendas más abrigadas, en su maleta de zapatos agregó un par de zapatillas.
Una vez que todo estaba listo agarró sus tres vasos térmicos y preparó un capucchino de vainillá, un té de frambuesa y uno de vainillá y caramelo. Pasó lista de sus cosas para corroborar no olvidarse nada y salió,subió a su auto y puso "no te va a gusta" una de sus bandas favoritas para viajar, paso por la casa de Evangelina a buscar a sus mascotas y salió rumbo a San Bernardo. Luego de dos horas de conducir llegó a su tan acogedor pueblito, respiro el puro aire de tranquilidad de su pueblo y dijo:
-No sabía que podía extrañar tanto esto-
Al llegar a la casa de sus padres saludo a ambos con un fuerte abrazo y tomando un café les contó sobre su viaje. Luego de dos horas hablando sobre ella pregunto por su hermana Valería y su madre le comentó de su nuevo trabajo como encargada de una cadena de panaderías dándole la ubicación exacta de donde se encontraba. Rebeca se cambió de ropa ya que sí Valeria la llegaba a ver así vestida moríria de vergüenza, se puso un jean ajustando claro y una camisa violeta manga larga que dejaba ver su ombligo y parte de su ejercitado abdomen con unos zapatos negros y por supuesto su campera de cuero negra, tomo sus gafas de sol y subió a su auto.
Al llegar a la panadería que Valeria estaba supervisado, estaciono su auto de la mano contraria a la panadería donde se encontraba un grupo de skaters al cual ella ignoraba, cruzó saludó a su hermana y le comentó brevemente su viaje, compró un lemon pie y salió rumbo a su auto, mientras caminaba rumbo a su auto observó en el grupo de skaters a un joven en particular, un morocho, muy alto y de ojos verdes muy parecido a un amigo de secundaria de quien había estado enamorada por cinco años y por quien seguía sintiendo cosas, acaso este joven sería Eneas, el Eneas de su adolescencia, el culpable de sus desórdenes alimenticios, de sus inseguridades para con los hombres, era el joven al cual le perdónó todo al cual amo como a nadie...
