Todo empezó un día cualquiera, cómo el de hoy, por ejemplo. Yo era un chico común cómo todos, íba a una escuela en la cuál había una chica, me tenía enamorado, quería qué fuera mía, quería besarla, hacerla feliz era lo único que quería. Hasta que un día pasó, pero saben qué? La perdí, ése día se me vino el mundo abajó, no entendía nada.
Resulta qué la noche anterior había ido a una fiesta, tome unos vasos de más y me terminé comiendo cómo a cinco minas. Y mi novia estaba en esa fiesta, me vió ,no sabía qué decirle, ella era mi vida, era la única que conocía mi vida. Juré no dejarla, pero mi promesa fué un fraude.
Al otro día la salí a buscar, fuí a su casa, golpeé la puerta y parecía que no había nadie, después de esperar 10 minutos se me ocurrió entrar por su ventana. Así fué, entré y allí estaba ella, recostada en su cama, parecía dormida, pero no lo era, traté de despertarla pero ella no lo hacía. Y ahí fué cuándo ví en su mesita de luz una carta, al lado de un frasco de pastillas. La carta decía:
"No quería hacer esto, pero no me quedaba otra, confíe en vos y lo único que hiciste fué engañarme. Prometiste nunca dejarme y lo hiciste, aunque ya no estoy viva, Siempre te voy a amar, y te voy a estar esperando, pero no será lo mismo que antes, ya no sera la misma confianza, ni el mismo amor. Sólo quiero que pases bien el restó de tu vida, te estaré esperando, cuídate."
Fué ahí cuándo el se dió cuenta de lo que había perdido, lo único que quería el era verla, entonces tomó las pastillas que quedaban en aquél frasco, se acostó juntó al cuerpo de ella y ahí quedaron, los dos en aquella cama fría,.muertos por aquellas pastillas.
