Porque las súper estrellas de la wwe no sabían donde desahogarse, entre todos abrieron un sitio web donde podían escribir sus cosas y podrían elegir si querían que los demás los leyeran.
>Lo llamaron «x» y si, no tenían otro nombre mas cool por el m...
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-Roman.
El samoano publicó aquel post y apagó su celular dejándolo encima de la mesita de noche de su habitación. Ya no había vuelto a hablar con su castaño, lo había dejado a un lado para irse con su amigo de infancia ese Sami, se sintió devastado pero sabía que todo era su culpa, el fue quien mando esa linda relación a la mierda y se arrepentía, cada minuto, cada hora, todos los días desde esa vez. Cerró los ojos y lloraría recordando cada momento que pasaron juntos hasta que escuchó el tono de su celular, una notificación:
"Hoy, aniversario de 2 años con Dean."
Una sonría se formó en sus labios leyendo una y otra vez eso, lo había olvidado estaba mas ocupado en recordar y llorar como una mujer viendo películas románticas mientras comía helado que las fechas. Escuchó la puerta y todo se esfumó, trató de secar unas cuantas lagrimas con su mano para abrir la puerta encontrándose a la única persona que pensaría que estaría detrás de ella.
"Feliz aniversario, Joe ¿Dos años, no? El tiempo pasa muy rápido." Era Dean, con un ramo de rosas gigante y con esa sonrisa la cual soñaba el samoano volver a ver.
"¿Que es esto, Ambrose?" No lo creía, de seguro estaba durmiendo y en algún momento iba a despertar.
"Es mi regalo de aniversario, idiota. Nosotros jamás terminamos o eso creía yo, solo estaba enojado por tu actitud esa vez y no podía perdonarte pero Sami me insistió en hacerlo, sabía que te amaba demasiado y no me quería ver sufrir más." En ese momento, interiormente se golpeó la cara había imaginado de todo, a Jon engañándolo con Callihan y que lo dejaría por irse con él pero se equivocó. Tomó el ramo por parte del castaño para dejarlo dentro un momento en su camerino luego regresó donde estaba su novio el cual no se había movido y pudo observar por encima de este que muchos de los demás luchadores los miraban con ternura, no lo soportó más y lo besó.
Se escucharon aplausos por parte de los testigos de la reconciliación, desde Jericho (el cual, después de todo le terminó rompiendo la ventana a Allen para poder entrar), Ryback, Ziggler, hasta las Divas.
