Capítulo 2: De la distancia y como nos jode.

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Yo no lo sabía.
No sabía que el mundo era tan frágil y que todo lo que conocía podía cambiar en un segundo, y lo haría.

Yo tenía un mejor amigo, tenía una familia y tenía un futuro.

"Tenía " era la palabra clave. Poco a poco fui perdiéndolo todo.

Mi mejor amigo se fue. Mi familia se desvaneció. Y mi futuro parecía haber muerto.

Lo único que me quedaba era la esperanza, pero hasta ella preparaba las maletas.

El timbré que anunciaba la primera clase del último año se hizo escuchar.

Era el inició del fin en cierto modo.

Rostros familiares pero no conocidos.

Pasé la mayor parte de mi vida rodeada de las mismas personas, sin embargo jamás llegué a conocer realmente a ninguna de ellas.

¿Para qué? Igual se irían algún día. No haría la diferencia.

-Anna, ¿Pasa algo?-Jackson, la única persona que a pesar de mi actitud cortante hacia el, se tomó la molestia de volverse mi amigo.

Negué.

-Te vez pálida. -Comentó.

-Tal vez sea por la falta de sol, ya que mi brillante amigo sugirió la idea de pasar las vacaciones con mi mamá en Alaska.

-Oh vamos, ¿Fue tan malo?

-Dos palabras, Jack. Enfriamiento global. Ese es el verdadero problema al que se enfrenta la humanidad.

Tuve que dejar la escuela después de la segunda clase. Al parecer el cambió de clima tan brusco que tuve me causo un resfriado monumental.

-Voy a morir Jackson.- Me lamenté con su contestadora.- Y a ti no te importa. No eres capaz de responder la llamada de una moribunda. Que asco de persona, tu deberías morir en mi lugar.

Colgué y me recargue en el asiento del pasajero.

-No vas a morir, Anny. Es solo un resfriado.

-Esto no es solo un resfriado, papá. Ya llegó mi hora.

Mi padre me llevó a casa después de ver al médico y partió al trabajo.

Me recosté en el sofá con la intención de tomar una siesta pero fui interrumpida por el sonido de la puerta siendo golpeada.

Al abrirla me topé con una mujer de cabellera rubia y ojos celestes.

La conocía pero no lograba recordar de donde.

-Hola cariño, me acabo de mudar en frente, soy Rita, me preguntaba si tendrías una cinta métrica que pudieras.- Su voz era calidas y sus palabras salían con suavidad de su boca. El sutil acento no pasaba desapercibido.

-Por supuesto.- Intenté hablar con la misma educación. -Un segundo.

Me adentre en la cocina en busca de la cinta.

¿De donde la conozco?

Regresé al recibidor con la cinta en manos.

-Muchas gracias, querida...¿Cual dices que es tu nombre?

-Annahys Colleman, pero todos me llaman Anna.-La mujer frunció el ceño un instante, pero de inmediato una amplia sonrisa sustituyó aquel gesto.

-¿Colleman? ¿Eres la hija de Annabela e Hysidro Colleman, cierto? - Asiento.-Querida, ¿No me reconoces? Soy la madre de Jaxon Clark.

Y ahí lo entendí todo. Como un balde de agua fría.

Jaxon Clark había vuelto.

-Si, ya la recuerdo. -Le dije un poco menos cortés.

No dejemos que termineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora