Capítulo 1

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Estaba alistándome para ir al primer día de clases de la preparatoria, un poco nerviosa, ya que este era un ambiente diferente. Además, tenía miedo o más bien inquietud de cómo serían mis nuevos compañeros. Ya saben, todas esas preguntas que uno llega a hacerse en la cabeza de ¿serán divertidos? o ¿serán irritantes? o ¿serán...? bueno, de qué me sirve pensarlo, y es que, realmente cuando hago algo que me concentra de forma total, realmente no hago caso a mi alrededor. De pronto escuché el grito de todos los días, mi madre.

— ¡Tamara! — realmente no respondí a su llamado la primera vez, y como dije, por lo distraída que andaba mi madre tuvo que subir a llamarme — ¿por qué no me contestas?
— Estoy tan ansiosa, nerviosa y  preocupada por cómo será todo, ¡no sé donde traigo la cabeza, mamá!
— Ya deja de pensar en eso — tomó mi cabeza entre sus manos y me miró por unos segundos — apresúrate, que se te hará tarde y no quieres que en el primer día de clases te regresen por irresponsable.
— ¡No, ni Dios lo quiera! Claro que no, ya no tardo, enseguida bajo y almuerzo.
— Bueno, ¡anda que se te hará tarde!

Tomé lo que creía necesario y comencé a bajar las escaleras hasta que recordé que mi celular lo había dejado en el buró. Bien, Tamara. Así que, subí de nuevo, lo agarré y bajé al comedor.

— ¿Qué hiciste de almorzar madre? — pregunté dejando mis cosas en la silla que se enco9ntraba a mi lado.
— Lo que haya hecho, tú sólo cometelo que se hará tarde.
— Ay bueno, está bien. — me reí ligeramente, debido a que mi madre siempre ha sido de respuestas similares a esa.

Posiblemente podría  disfrutar de un buen almuerzo, sin embargo, comí rápido y salí de casa para poder tomar el transporte que me llevaría a la preparatoria. Y así fue, no tardó mucho en llegar y tomar un buen lugar para ir cómoda. Realmente se me pasaban mil y un cosas por la mente, pero a la vez nada, ¿les ha pasado?

Después de unos minutos y unas cuadras más mi recorrido terminó. ¡Llegue a tiempo! y aún tuve unos minutos para caminar entre el pasillo, y tocó el timbre. Busqué mi aula y lo encontré con éxito, segundo piso.  Tomé asiento, y me incliné para sacar una libreta y una pluma para cuando entrara el profesor, hacer los apuntes necesarios y no comenzar con contratiempos. Sí, así de ñoña el primer día, no juzguen.
Al levantarme, miré discretamente a mi alrededor,  había una chica la cual  no reconocía bien por su postura. Al levantarse ella, nuestras miradas coincidieron y las dos nos emocionamos tanto, que el pequeño grito de emoción no pudo contenerse, teníamos meses de no vernos debido a su viaje fuera de la ciudad, yo acá que realizaba otras actividades y no se nos permitía estar en constante contacto. ¡Qué emoción!

— ¡Hola, Tamsy! — chilló emocionada y me abrazó.
— ¡Alma, hola! — obviamente respondería a su saludo, estaba igual de emocionada.
— ¡Te extrañé tanto, loca!
— Yo igual no sabes cuánto. ¿Por qué demonios no me habías dicho que estarías acá también.
— Pues...
— Buenos días, jóvenes. —El saludo del profesor la interrumpió, por lo que decidimos postergar nuestra plática emotiva con reclamo para algún momento libre. Esto comenzaba muy bien.

Sin pensar que pasaríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora