Suena una canción
y poco a poco el mundo se apaga.
Podría decir que nadie me entendió,
podría permitirme el lujo de no acordarme de nada.
Mañana, cuando despierte todo habrá cambiado,
mi cabeza serán escombros y mi cuerpo ceniza.
Tendré las manos oscuras y el corazón cercenado
y mi sangre fluirá por regueros de ansiedad y carriza.
Ya no queda luz en la habitación,
tampoco quedan silencios y se ha dormido el dolor.
Mañana, cuando despierte, todo habrá cambiado,
lo que antes era mi risa, habrá quedado silenciado.
Porque quizá mañana, cuando el sol despierte,
cantará un pajarillo que no aprendió a volar,
extenderán sus alas, que de penas no entienden
y me sacará de la jaula, de la prisión de cristal.
Porque quizá mañana amanezca un nuevo día,
y yo recuerde cómo se sentía el poder luchar.
Mis cabellos serán largos y sabrán olvidar,
y lo que era tristeza se lo habrá llevado el mar.
Quizá mañana, todo habrá cambiado.
Lo que fueron cenizas tendrá sentido,
lo que era gris se habrá coloreado
y lo que me hacía sangrar se habrá marchado.
Quizá mañana, cuando todo sea distinto,
yo haya decidido correr por los carrizos
y puedas encontrarme con mis cabellos largos y sueltos
en ése lugar donde habitan los sueños.
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Músicas desde la profundidad
PoetryRecopilatorio de las canciones que se cantan desde dentro de mi alma.