Ese quiebre marcó algo en los andares y pensamientos de Taylor, como cuando un árbol se marchita y solo queda su seca y áspera corteza, aunque este árbol todavía tenía algunas ramas verdes con vida y sed de agua.
A la mañana del día siguiente Taylor debía que dar otra presentación de violín, ya que ella era reconocida por su gran talento.
Al llegar al teatro donde sería la presentación se topó con un olor familiar, ese olor era el del perfume de su madre, ella estaba ahí.
-Mamá, ¿Porque viniste?- dijo con un poco de inseguridad al acercarse.
-No podía perderme esta presentación- respondió su madre con alegría arreglándole un mechón de cabello.
¿No perdertelo? No has venido a ninguno desde hace 6 años...
-Bueno, me prepararé para tocar, nos vemos después.- dijo ella con su típica indiferencia.
Cuando Taylor estaba apunto de subir al escenario notó un olor a cigarrillo ¡No! ¡Otra vez no!.
Una silueta familiar pasó a su lado, subió al escenario y se sentó de acompañamiento en el piano.
Taylor se armo de valor y subió al escenario al ver al pianista se sorprendió, era Max.
-No digas que no nos parecemos-susurro Max y miró al piano.
En el escenario se escucho "Claro de Luna", Debussy se apiadó del alma de Taylor hasta que volvió ese olor. Humo.
Taylor paró de golpe la canción, Max la miro con preocupación, tenía la sensación de que el humo del cigarro le golpeaba la cara, la respiración de nuevo en su cuello, y de repente algo mas pasó, una mano deslizándose desde su muñeca, subiendo a su codo, con lentitud avanzaba hasta llegar a su hombro. El publico la miraba desconcertado. Cuándo la mano casi llegaba a su cuello, tiró el arco del violín, se arrodilló y empezó a gritar descontrolada, el miedo la atacaba de sobremanera.
-¡No! ¡Largate! ¡Vete de mi mente!- Max corrió y se arrodillo al lado de ella y tomó una mala decisión involuntaria, tocó su brazo. Taylor lo golpeo con el puño cerrado.
-¡Mamá! ¡Ayudame! ¡No dejes que vuelva.- continuaba gritando y con las lágrimas escurriendo. El olor se hacía mas intenso, sentía como el humo le entraba por la nariz e inundaba sus pulmones.
Taylor escuchaba en susurros, la voz de su padre. Se cubrió los oídos, el humo seguía ahogándola. Cerró los ojos apretándolos lo mas posible y esperando que cuando los abriera todo desapareciera, pero no fue así, porque no abrió los ojos, de repente en medio de un segundo simplemente colapsó, tal vez de desesperación, de miedo o lo mas posible de dolor.
En el hospital no habló para nada, a pesar de los esfuerzos de Max y de su madre para que les explicara que le pasaba. Ella se limitó a ver la puerta y aferrarse a las sabanas con miedo de ser arrastrada a donde su padre.
Después de todo Taylor permaneció en casa las ultimas dos semanas, apenas bebía agua, noche tras noche gritaba, golpeaba la pared y escribía "Largate" en su espejo.
Cada día que pasaba era peor su estado, rompió todos sus espejos, dormía en un rincón de la habitación, no comía y tampoco quería hablar con su madre. Max intentó acercarse a ella, pero se arrepintió al verla, ya no parecía para nada la chica que había visto hace unas semanas acostada en la misma cama que ahora estaba llena de cristales rotos.
-Taylor. Yo no puedo ayudarte, no se que te ocurre y tu no quieres decirme. Vamos, te llevaré con alguien que te entienda- dijo su madre una mañana cuando el miedo y la preocupación por todos los miembros de la familia estaban al limite.
Ella no escuchó nada, estaba asustada sentada en la esquina sin siquiera moverse, su madre se acercó a ella y extendió la mano para ayudar a Taylor a levantarse, pero ella se alejó,entonces su madre se dio cuenta de esto sería mas difícil de lo que creía.
-¡No lo necesito!- gritaba Taylor mientras Max la sostenía para que no huyera.
Con duros esfuerzos de parte de Max y su Madre, Taylor subió al auto, con la capucha de la sudadera cubriéndole la cabeza y la mitad de la cara, los vidrios completamente cerrados y el silencio del auto durante casi una hora llegaron al lugar. Taylor miraba con desinterés a los doctores, después de estar sentados en la sala de espera mientras Max hojeaba una revista, Taylor entró con el psicólogo.
Mas de un doctor le realizó todo tipo de exámenes y pruebas psicológicas, psiquiátricas, incluso físicas, donde encontrar mas de una cicatriz de cortadas, golpes y... Cigarrillos.
Horas después un doctor se acerco a la madre de Taylor.
-Señora Harris, lamento traerle malas noticias...- dijo el doctor con la seriedad y simplicidad típica de cualquier médico.
-Oh no... ¿Qué pasa doctor?- la expresión de preocupación se hizo presente en el rostro de la madre, quien a pesar de ya esperar lo peor aun tenía miedo de lo que le pudieran decir.
-Su hija, Taylor, sufre de serios trastornos mentales, aun no identificamos a que se deben precisamente, y tampoco si es debido a una enfermedad, solo sabemos con seguridad de que tiene delirio de persecución y bastantes alucinaciones en torno a su figura paterna. No habla mucho y lo poco que dice no es totalmente claro.- su madre sabía que su ex esposo no era el mejor hombre, pero ¿Que le pudo haber hecho a Taylor que le causara tal daño?
-No puede ser...- lágrimas le brotaban de los ojos, reprendiendose por haber dejado a Taylor con ese hombre.
-Nuestra recomendación es una rehabilitación en un hospital psiquiátrico, puede quedarse en este y empezaremos el tratamiento de inmediato. Debe estar alejada por un tiempo de sus recuerdos.- la madre de Taylor con dolor e inseguridad firmó el acuerdo para que Taylor se quedara y empezara su tratamiento.
Taylor, sentada en una de las sillas de la sala vio a su madre a lo lejos acercándose a ella.
-Taylor... lo siento pero... es por tu bien- dijo su madre acariciándole el rostro.
-Lo se mamá... nos vemos luego- Taylor la miro con la mirada tranquila y los ojos vacíos. Después de que su madre le dijera que debía quedarse, ella comenzó a creer que estaba loca.
Su madre y Max se fueron del aquel hospital psiquiátrico.
Taylor sentía su vida condenada a un hospital hasta marchitarse y morir.
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Voces De Una Mente Perdida
HorrorElla es una joven, a la que su padre maltrataba mucho. Cuando el muere en un accidente misterioso primero se siente aliviada, pero con el tiempo empieza a sentirse rara, se siente cansada, le duele el cuerpo imagina cosas, duerme demasiado entre otr...