Temores
—¿Me pasarás el balón o no? ¡Bran!
Mi hermano, Jerry. Sin mi permiso, golpeó la parte trasera de mi cabeza, sacándome de mis ensoñaciones cuando veía a Melanie subir las escaleras hasta cruzar las puertas de cristal, su cabello castaño brillaba como ningún otro. Delante de mis ojos todo pasaba en cámara lenta si ella estaba, pero todo volvía a su tiempo cuando la hora de Marcus Podestá llegaba, él era su novio, y cada mañana en la entrada debían de darse una gustosa revisión de saliva...Y eso fue lo que sucedió.
Jerry me volvió a dar un golpe y para evitar que viera en donde me había trabado, le lancé el balón antes de que me agarrara con las manos en la masa. Los dos nos encontrábamos jugando con el balón de basquetbol al frente de la entrada del colegio. Sí, las vacaciones acababan de terminar. El spring breaker había llegado a su fin, y la fecha marcada para el inicio de un nuevo ciclo escolar comenzara para amenazar a los jóvenes estudiantes.
—No te escondas pollo. Deberías de verte con la baba caer sobre tu ropa. —Le doy un codazo en las costillas y el hace unas falsas muecas de dolor.
—No me digas pollo.
Subimos las escaleras hasta llegar al portón del instituto, donde Marcus aún está colgado de la cintura de Melanie. Para mi mala suerte ella se da cuenta de mi presencia.
—Hey, Brandon. ¿Todo bien?
Evito su mirada, porque con tan solo escuchar su voz me pone la piel de gallina, sintiéndome mucho más inferior a ella de lo que ya soy. Sigo mi camino y escucho a mis espaldas las carcajadas de sus amigas mejor conocidas como las ovejas, ¿por qué? Simple, siempre andan detrás de Melanie, haciendo todo lo posible para que sigan estando a su disposición, aunque ella no hace nada por negarles las cosas.
—Deberías de ser más precavida, ese chico parece un fantasma, parece como si quisiera tocar lo que es mío.
Maldito de Marcus, deja escapar una sonora carcajada. Ladeo la cabeza, y lo fulmino con la mirada advirtiéndole de que escuché todo lo que dijo, pero no hace nada, solo mantiene su mirada chocando con la mía y ríe. Toma a Melanie, dejándola de espaldas a mí y veo como él rodea su cintura con un brazo y la mano libre le aprieta el trasero, para acabar jugando con su cuello sin dejar de mirarme. Bastardo.
Continuo con mi camino, ignorando la sensación de querer correr a él y dejarle una marca en su ojo, porque aquello sería inútil, puesto que Marcus es mucho más grande y musculoso que yo, acabaría conmigo sin hacer tanto esfuerzo. Así que intento controlar mis emociones y cuento hasta sesenta para calmarme.
Aún no puedo creer que haya logrado sobrevivir a un año más de instituto, ahora he de sobrevivir otro, acercándome más a mi meta para lograr graduarme y largarme a la universidad donde comenzaré una vida de mujeriego, si es que es posible conmigo. Y todavía puedo creer que todos los que me rodean hayan conseguido miles... unas cuantas chicas durante el verano y yo me haya quedado de chaperón vigilando que nadie se pasara para descubrir a mis amigos disfrutando el momento con alguien linda. Hasta Fred, mi amigo homosexual es un imán de nuevas aventuras. Fred siempre me dice que soy un extraterrestre por no lograr tener una sola cita para el baile de bienvenida del colegio del año pasado. Tal vez soy gay y no lo sé, he de descubrirme, conocer mi interior. Definitivamente no, no, no y no. Lo único que me queda es un milagro, porque lo de ser gay es imposible para mí. Lo supe cuando acompañé a Fred a un club gay porque iba a encontrarse con un chico nuevo, y en ningún momento se me acerco chico alguno, bueno a excepción de uno que me dijo que la mesa donde me encontraba estaba ocupada.
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Bran: Crear un seductor
Teen FictionMe enamoré desde los cinco años de edad, ahora tengo diecisiete y sigo enamorado de la misma chica que no pierde ni un cabello por mí, tiene un horrible novio y terribles amistades; sin embargo, todo eso puede llegar a cambiar. Martin es el nombre a...