IV.

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Me senté a tu lado en silencio

sintiendo la brisa helada de la noche

contra mi rostro,

no dijimos nada

el tiempo pasaba

y parecía una eternidad.

Permanecimos inmóviles

de a ratos nos mirábamos de reojo

de a ratos mirábamos la luna

y de a ratos cerrábamos los ojos.

He.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora