My Ex-Wife's Boyfriend |HOT| 《H.S. & L.T.》[Larry Stylinson] {MEWB#1}

002. "Más, por favor!"

002. “Más, por favor!”

Esa misma noche, dormí en casa de Cara, en la habitación de invitados.

Estaba resignado, cruzado de brazos y mirando al techo con ceño fruncido.

Estaba aquí por obligación, por culpa de la idiota de Cara y su ojos de cordero degollado.

Y aparte de que estaba sola ni había un mísero televisor para poder ver, estaba aún un poco caliente por culpa del novio de Cara.

Cabreado y caliente: la peor combinación del mundo.

Cerré mis ojos y dejé de pensar en las circunstancias de la vida, que me habían llevado a estar en esta cutre cama aburrido.

Y por fin conseguí dormir un poco esa noche, aunque luego me levanté de un grito al sentir algo tocarme.

Al principio creí que era Cara y una de sus jodidas bromas que siempre me hace, pero enseguida me callé al ver que se trataba de Louis. Lo inspecioné de arriba abajo gracias a la luz que entraba por la ventana, y sentí mi entrepierna dura.

Ahora se encontraba en camiseta de tirantes y boxers. La camiseta le quedaba apretada, y por eso podía apreciar su cuerpo.

Jodido cuerpo, Dios santo.

— ¿Pasa algo? — Pregunté, entrecerrando los ojos para poder verle mejor a sus pupilas —. ¿Cara está bien?

— Sí, Cara está bien, pero yo no — Lo miré extrañado —. Me duele mucho una zona — Señaló su entrepierna dura y yo mordí mi labio —. Y al parecer a ti también.

Sonreí de forma pervertida, y con esa señal de que podía continuar me quitó las sábanas de encima del cuerpo y se sentó en mi regazo.

Me acomodé para estar sentado, con la espalda apoyada contra el cabecero de la cama.

Ahogué un gemido al sentir su mano apretar mi miembro.

— Dios, es tan jodidamente grande — Me miró directamente a los ojos, sonriendo de manera perversa —. No puedo esperar a que esté dentro de mí.

Gemí de nuevo y le tomé de la nuca para así besarle con ganas y hambre.

— Quítate la jodida camiseta — Ordené casi sin voz, cohibido por la lujuria.

Se mordió el labio y se quitó sin rechistar la camiseta.

Miré su cuerpo dos veces: primero apreciando lo trabajado que estaba, después describiendo cada uno de sus tatuajes.

Sonreí — Buen chico, ahora quítate los boxers — Murmuré quitándome el pijama que Cara me dió.

Cara. Dios. Mierda. Esto estaba mal. Muy mal. Pero se sentía genial.

Mis pensamientos acerca de ella desaparecieron cuando vi su miembro al aire libre.

Solté un gemido que él me acompañó cuando tomé entre mis manos su caliente y erecto pene.

Él con fuerza y desesperación me quitó los pantalones del pijama y con ellos también se fueron mis calzoncillos.

— ¿Tienes lubricante? — Preguntó respirando hondo y rápido.

— Siempre — Me dedicó una sonrisa de soslayo.

Busqué como pude mi cartera en la mesita de noche, y de hay saqué un sobrecito de lubricante junto con un profiláctico.

— Dámelo — Pidió con desesperación, y yo le entregué ambos con una sonrisa permanente.

Con cierta habilidad, colocó el profiláctico en mi pene y luego rasgó con los dientes el paquete de lubricante, que volcó sobre este.

Mordí de nuevo mis labios con fuerza. La sensación de su pequeña mano estimulando mi pene se sentía increíble.

Vi como se apoyaba en sus rodillas para así alinearse con mi pene, y sonreí con impaciencia.

— ¿Podrás cabalgar todo eso, gatito? — Pregunté con mera sorna, y Louis me miró de mala gana.

Sin decir nada, se empezó a deslizar lentamente sobre mi pene, y soltó el gemido que yo contuve.

— Es enorme, joder — Murmuró cerrando los ojos, y yo reí levemente.

Puso sus manos en mis hombros y comenzó a bajar y subir sus caderas, primero lento y luego a un ritmo rápido. Luego, se introducía del todo mi pene y rotaba las caderas, haciendo que sintiera lágrimas acumularse en mi ojos del placer.

— Dios, gatito — Susurré casi sin aliento, poniendo mis manos en sus caderas para así ayudarle con las penetraciones.

Luego de eso me dedicó una mirada indescifrable y comenzó a ralentizar los movimientos, torturandome.

Con rabia lo tomé de las caderas y le giré, haciendo que así Louis estuviera debajo.

Con una sonrisa colocó sus piernas en mis hombros e hizo un pequeño movimiento para pedirme que continuara.

Comencé a penetrarle con fuerza. Tomé sus manos que me desordenaban el pelo y las coloqué cerca de su cabeza, y apoyándome en sus muñecas comencé a penetrarle con más fuerza.

— ¡Harry, más, por favor! — Gimió desde lo más hondo de su garganta, y yo cumplí su petición.