2. Italia x Nyo! Alemania, Feliciano x Monika

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-¿Esto dónde lo dejo? –Monika levantó una caja de cartón sellada que se veía llena a reventar, pero que sin embargo, no pesaba lo que representaba.

-Deja ver lo que lleva dentro -Feliciano se acercó para abrir la caja. Al interior solo se vieron colores alegres y brillos de escarchas y lentejuelas-. ¡Vaya, son los disfraces! ¡Aquí estaban! Esos van en la repisa de arriba.

-Algún día vendré a tu casa especialmente para botar lo innecesario; si solo guardas y guardas nunca avanzarás en tu orden...

Acercó una pequeña escalera para alcanzar la repisa más alta y guardar la caja. Tambaleó y la madera de la escalera crujió con un sonido feo. En un intento de no caer, Monika se aferró a una caja de allí arriba, lo cual no fue muy buena idea. Inevitablemente cayó, arrastrando con ella varias cosas que estaban guardadas allí y empujando con la espalda a Feliciano que estaba detrás de ella y que también terminó en el suelo.

-Aparte de ordenar, tienes que renovar algunas cosas... -dijo ella, mientras se sacaba unos objetos que cayeron en su rostro. A su alrededor se repartían tantas cosas diversas: recuerdos, decoraciones, los disfraces de la caja y más-. No me di cuenta que la madera de esa escalera ya estaba demasiado vieja.

-¿Estás bien? ¿No te duele nada? –el italiano se deslizó entre las cosas del suelo y se sentó al lado de ella.

-Estoy bien, aparte del susto... No, no me duele nada.

Cansados como estaban se quedaron quietos y observándose en silencio. Debían recuperar fuerzas si luego querían ordenar todo de nuevo. La rubia levantó unas pequeñas decoraciones, de las que habían caído de la repisa, y las observó con interés y cuidado. Feliciano le contó que esos objetos estaban ahí por una razón, detrás de todos ellos había una historia y un recuerdo.

-Sin embargo –empezó a hablar el italiano, mirándola fijamente de una forma especial-, hay recuerdos más importantes que guardo en lugares reservados. Los regalos de mi hermano los tengo en mi habitación, los de mi abuelo en una sala especial y pues...

Mostró el collar que estaba usando y le sonrió a Monika. Ella sabía perfectamente qué era eso y de dónde venía. La Cruz de Hierro que le había regalado hace ya mucho tiempo.

-La sigo conservando, es muy especial para mí –dijo Feliciano, observando el objeto con una sonrisa cargada de recuerdos.

Monika lo miró sorprendida cuando de repente un pensamiento recordatorio le llegó rápido a la mente. Buscó en el bolsillo de su pantalón y sacó un papel doblado que estiró y luego tendió al italiano que lo empezó a leer.

'Alemania, ¿cómo estás? Soy Italia. Últimamente tuve un mal sueño... Era un sueño donde te olvidabas de mí, y ahora me preocupa en verdad que me vayas a olvidar...' Momentos valiosos pero lejanos volvieron a la mente de Feliciano. No hacía falta leer completa la carta para recordar de qué trataba y qué había ocurrido luego.

-¿Cómo es que la tienes aun? –preguntó y la vio divertido.

Monika se encogió de hombros y algo sonrojada sonrió: -Es muy especial para mí.

Desde que conoció a Feliciano, aprendió valiosas lecciones de vida. Así como ella tenía experiencia en ciertas áreas, el italiano era una persona que poseía especialmente desarrollado el ámbito de los sentimientos. Gracias a preciosos momentos compartidos con él, ella aprendió a sonreír con ganas en malos momentos, aprendió a querer sin tener miedo.

Hoy se sumaría algo a la larga lista que parecía nunca terminar: el desorden algunas veces era realmente algo valioso: un instante, un recuerdo atesorado, o como en este caso, un trozo de corazón.

Pequeñas historias de la Historia [Multiship] [Hetalia - Nyotalia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora