Sí, acepta •n.h• [oneshot] TERMINADA

Niall

Salí del auto, con la sonrisa radiante. No quería que nadie pensara algo equívoco. No estaba contento con todo esto de mi matrimonio, pero ¿quién tenía que saberlo? Me arreglé el traje y miré a través de la multitud de gente que Emma se había empeñado en invitar.

Recibí bendiciones, felicitaciones, hasta algunas bromas de mis amigos dándome el pésame.

Reí, la situación me tenía de cierta forma nervioso, quizás no quería casarme pero la propuesta ya estaba hecha, no iba a dar mi brazo a torcer en el último minuto.

-Ya era hora que Nialler sentara cabeza - bromeó Max, un amigo.

Solté una risa y volví mi mirada nuevamente a la multitud, y ahí la vi, a ella, a Elena.

Sus profundidades cafés perforaban cada parte de mi cara, tragué duro. Acababa de encontrar a la única mujer con la que quería pasar  el resto de mis días.

-¿Estás muy nervioso? - volvió a hablar mi amigo, provocando que nuestras miradas se desconectaran.

- Un poco - sonreí. Tocó mi hombro y asintió para luego alejarse.

Mi mirada volvió a donde se encontraba la castaña junto a Liam. Gruñí. Nunca me gustó la pareja que hacían, aunque sabía de sobra que nunca sería capaz de hacerle daño.

Yo la quiero solo para mi.

Vi que le habló, desde aquí no pude diferenciar de que se trataba, pero al momento en que la vi marcharse supe que era mi momento. Era ahora o nunca.

Caminé tras ella entrando a la gran casona donde luego sería la celebración. Realmente se habían esmerado con la decoración, todo lucía muy lindo.

Caminaba con las piernas temblorosas, sus nervios se notaban a kilómetros. Subió las escaleras, lo más probable es que iba al baño, y no dude ni un segundo en seguirla. Mis piernas corrieron como imanes  tras ella.

Cuando sus pis tocaron el frío piso de madera de la planta superior se dio la vuelta, seguramente había escuchado mis pasos detrás de su espalda y ahí fue cuando no aguanté más.

La vi tan linda y resplandeciente como siempre, con su vestido ajustado resaltando cada curva de su cuerpo. La tomé por la cintura y la estampé contra la pared, mientras nuestros labios y lengua se sumergían en una batalla. Sus manos como podadoras acariciaban mi cabello.

¡Mierda! No podría jamás explicar lo mucho que la extrañaba.

Se separó de golpe, con su corazón a punto de salir de su pecho. Sus labios rojos me incitaban a seguir besándola. En mucho tiempo era la escena más sensual que había visto.

-¿Por qué? - susurró mientras las lágrimas comenzaron a caer por sus hermosos ojos.

Junté nuestras frentes y la abracé con fuerza por la cintura obligándola a entrar a la habitación que estaba atrás nuestro, donde anteriormente nos habíamos besado.

Cuando entró miró la habitación con detención, maravillada por su aspecto, sin perderse ningún rincón. Cerré la puerta con llave y cuando me acerqué a Elena, se encontraba sentada sobre los sillones azules. Me hinqué frente a ella y besé sus labios con ternura, tirándola al respaldo. Se separó cuando el beso comenzó a tornarse más violento. Se paró y caminó hasta la ventana, miró el paisaje conteniendo el llanto.

-Escápate conmigo - solté de repente. No aguantaría estar sin ella, sin sus besos, sin su amor.

Era una propuesta que tenía que correr el riesgo de ser dicha. Tenía que intentarlo.

-Niall, quiero que te cases. Hazlo por Emma, ella te ama, en serio - se volteó y las lágrimas ya caían por sus mejillas.

-No puedo vivir sin ti - dije acercándome hasta donde se encontraba - Por favor.