"I" de Intriga

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Tenía fiebre, no se cuanto, pero estaba seguro que era muy alta.
Intenté calmarla con trapos húmedos, pero ni logré conseguirlo.

Miré el pequeño reloj en mi mesa. Ya pasaba de media noche, y el silencio en la casa era sepulcral, ningún sonido sobresalía, pero esto, era lo que hacia que el ambiente en la casa se sintiera pesado, incluso como si el viento tuviera miedo, y todos alrededor se estuvieran cuidando de algo o de alguien.
Como si la noche quisiera anunciarnos algo malo.

Me levante de la cama, y cerré bien la ventana. Fui hasta la puerta y le puse seguro, aunque sabia que tal vez eso no serviría de nada. Quería tener algo sagrado o bendito, pero eso tampoco servía. No cuando ella aparecía.

En vano fueron mis intentos por dormir, quise cerrar los ojos, pero estos se me abrían una y otra vez. Di varias vueltas en la cama, y no podía conciliar el sueño. Yo solo quería dormir, ya no quería escuchar esos pasos y no quería ver a esa terrible mujer, la cual no se si era, vampiro, fantasma, demonio, no lo se, pero ella solo quería atormentarme, y hacer de mis días un infierno, y de mis noches, una pesadilla.

Y mi peor pensamiento se hizo realidad. Ahí estaban esos pasos, otra vez se repetían como cada noche, y yo aquí sin poder hacer nada, pero si de algo estaba seguro, es que tenía que idear un plan para escapar aquí. Pues no pensaba estar otro día mas en este maldito lugar.

Los pasos seguían avanzado hacia mi habitación como cada noche, hasta que pronto llegaron a mi puerta y se detuvieron.

La perilla de la puerta comenzó a girar violentamente hasta que esta cedió y mi puerta se abrió completamente.

Escuché sus pasos entrar a mi habitación, pero no quería voltearme y verla, además, estoy seguro que en medio de la oscuridad no alcanzaría a distinguirla bien. Los pasos se acercaban a mi cama, lo hacían tan lento, pero a la vez podía escucharla mas cerca.

Sentí el peso de su cuerpo en mi cama, ella subió y se acostó junto a mi. Con el rabillo del ojo alcancé a ver sus enormes y afiladas uñas que se movían como un abanico.

Después, se acercó a mi cara y lamió mi mejilla, pude sentir su lengua dura y áspera en mi cara, tenia tanto asco al saber que aquel maligno ser estaba haciendo eso conmigo.

Esa cosa comenzó a reírse, pero como era de suponerse, su risa era escalofriante. Y por si fuera poco, ella se reía cerca de mi odio, como asegurándose de que yo la oyera muy bien.
Paso una de sus uñas por mi cuello, en ese momento sentí que mi final había llegado, pero no me mato, solo rasguño un poco mi garganta. Era obvio que ella aun no quería que yo muriera. Al menos no por ahora.

Después de pasar varias veces su uña por mi cuello, ella se levanto de mi cama, y por fin pude respirar tranquilo.
Pero ella comenzó a patear el suelo y a hacer como cabra. Yo mientras tanto cerré los ojos con todas mis fuerzas mientras rezaba y lloraba por mi vida.

Ella dejo de golpear el suelo con sus patas y salió de mi cuarto. Yo quede inconsciente después de todo lo acontecido.
Sólo le pido a dios que se apiade de mi alma.

**********************


Desperté con un horrible dolor de cabeza y un sabor demasiado amargo en la boca. Al levantarme, me di cuenta de que había vomitado sobre la almohada, pero no era vomito normal, era de un color verde.

Desesperado, tome las sabanas y las almohadas y las lancé al piso, después, saque mi pequeño espejo de bolsillo, pues me ardía el cuello.

Al mirar, me quede de piedra. Había un pentagrama dibujado en mi garganta. Esa maldita me marcó.

Sin perder mas tiempo, saque mi maleta y comencé a meter mis cosas. Estaba decidido, esta misma tarde me marcharía de aquí, sin importar nada, yo tenía que huir de aquí, o estoy seguro que acabaría muerto y nadie lograría encontrarme.

Salí de la habitación y subí al piso de arriba. Caminé por el largo pasillo hasta encontrarme con la puerta de madera, la cual tenía el candado abierto.
Me lance sobre la puerta y la abrí.
Lo que había ahí adentro era tan perturbador.
Varias extremidades colgaban del techo, como si fuesen carne de res o de cerdo. Había brazos y piernas, y algunas cabezas, todos en estado de descomposición.
Lo que mas me extrañó ver, fue el maniquí de una mujer, el cual parecía seguirme con la mirada.
No soporté mas el olor a putrefacción y salí del cuarto ese.

Estoy seguro que la señora Jhonson, tendrá muchas explicaciones que darme.


Continuará...

Próxima semana, gran final.
Espero y les haya gustado este proyecto.

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