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Construí un castillo.
Un enorme castillo construido sobre lágrimas y dolor.
Por un tiempo, la soledad lo domino.
Y llegaste tú.
Supiste poner mi reinado de cabeza.
Me obligaste a acostumbrarme a ti.
Me hiciste aferrarme a ti.
Te convertí en el jugador perfecto de ajedrez.
Lo hice, porque creí que jugabas a mi lado.
Y resulta que estabas en mi contra.
Creí que me ayudabas a controlar el poder de la reina,
Creí que me ayudabas a matar caballo por caballo,
Creí que tú fuiste la dinamita que destruyo las torres,
Creí que fuiste el alfil, que puso en jaque al rey,
Pero todo se quedó solo en el "creí".
Me manipulaste como la pieza de ajedrez en la que me convertiste.
Me convertiste en la reina, la pieza más importante del juego, y me usaste a tu antojo.
Pero ¿qué crees? Antes de ti...
Yo ya era una reina.
Eras lo que más necesitaba.
Muchos te extrañan.
Y yo también.
Te extraño. Pero sinceramente, ahora le tengo miedo a verte.
Porque me temo...
Que si vuelvo a mirarte.
Volverás a convertirme en una pieza que tú puedas manejar.
Pero en lugar de reina, me rebajaras a un peón.
Pero solo recuerda:
Todo peón, puede convertirse en una reina.

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