Tercer intento

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–Entonces –intento entender de nuevo–, ¿por qué decías que quería matarme?

–Porque es la ex de Tiago –repite Valerie por quinta vez–. Tiffanny aún sigue enamorada de él y cree que eres una amenaza.

–Es que no le encuentro el sentido –me río–. ¿Acaso es tan insegura como para llegar a ese nivel? Es decir, "matarme"... ¿no crees que exagera un poco?

Caminamos hacia mi casillero y, apenas lo abro, un papel amarillo claro se resbala entre mis libros. Extrañada, lo saco de allí y... bueno, lo huelo. ¿Qué? No es raro, apuesto a que no soy la única que lo hace, ¿cierto?

<<Claro que sí, fracasada>>

Oh, no, no. No me jodan con eso de la "conciencia". No necesito esquizofrenia en mi vida, muchas gracias. "Vocecita interior", puedes irte a... donde tú quieras. No tengo interés en tener a alguien insultándome cada cinco segundos.

<<Pero, pero...>>

No, largo. Despedida.

En fin, la carta –parece ser una carta, al menos– huele a papel nuevo. Sí, como cuando imprimes tus ensayos de Historia o Literatura y el papel está todo calentito y lo sobas contra tu cara y huele a papel nuevo e impreso... pero ese es otro olor. Hmmm... bueno, huele algo parecido.

–¿Qué es eso? –pregunta Valerie con curiosidad, arrebatándome la carta de las manos.

–¡Devuélvemela! ¡Aún no la leo!

–Yo te la leo –sugiere, mirándome con malicia.

Me golpeo la frente con una mano.

–Sí, como quieras...

–Oh... ¿puedo ver? –Lu aparece de la nada y me mira con sus ojos de cachorrito.

–Sí, sí, no importa.

–¡Gracias, Miki!

–¿Miki? Lu, no...

Al habernos quedado hablando, ninguna notó la cara de asombro de Valerie, quien estuvo paralizada, con la boca abierta y las mejillas sonrojadas durante todo este rato.

–¡Micaela Miranda! –grita, una vez superada su etapa de trance.

–¿Ajá?

–¡Tienes un admirador secreto!

–¿En serio? –pregunta Lu con emoción–. ¿Puedo ver?

Valerie asiente repetidas veces y le muestra la carta a Lu.

–Ah, qué raro –comento sin inmutarme mucho.

–¡Oh, por Dios! –chilla Lu, entusiasmada–. "Micaela, ¿cuándo notarás lo mucho que me gustas? No puedo dejar de pensar en ti en ningún momento y, por más que te vea todos los días, nunca es suficiente".

–He muerto, literal –continúa Valerie.

–¿Has muerto... figurativamente? –le pregunto.

–Literal.

Vuelvo a golpearme la frente con una mano.

–Bueno... tampoco es la gran cosa –aclaro en un intento de calmarlas–. Pero claro que me da curiosidad saber quién es... Lu, ¿hay alguna firma al final?

–No. Ni siquiera tiene un pseudónimo ni una inicial.

–Oh...

–¡Vamos a investigar quién es! –declara Valerie con determinación.

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