Parte III

295 15 0
                                    

Narra Gracie

Mi interior no sabía qué decir a lo que Carlos había dicho.

-... Te lo estoy diciendo desde el corazón Gracie solo quiero saber que no todo está perdido.

Esas palabras rebotaban en mi mente de un lado a otro.

-Sabes no sabía que lo tenía todo, hasta que te perdí. Te perdí a ti que eres básicamente lo que me mantiene en pie, y ahora que no estás caigo desde lo más alto que me tenias

Y entonces me di cuenta que yo no había sido la única sufriendo todo el mes. El también lo estaba.

-He estado en todo el mundo, pero tú eres mi único arreglo, en verdad lo lamento y espero me perdones

¿Lo perdonaría? Una parte de mi corazón decía si hazlo y la otra decía, de nuevo té va a lastimar no lo perdones. Intente abrir la boca pero de esta no salió nada.

-Escucha... no quiero perder ni un segundo más en que tu sepas lo que siento por ti, eres la única para mí y en verdad lamento mucho todo lo que te he lastimado, pero solo me gustaría que todo esté bien entre nosotros. Quizás tu ya no me ames y no confíes en mi, pero yo se que lo hago y necesito que digas algo. Que me digas cuanto me extrañaste, no importa que me mientas. Necesito un abrazo, necesito escuchar tu voz todos los días. Necesito salir a dar nuestros paseos matutinos. Necesito tu risa, tu calor. Te necesito a ti más que a nadie en el mundo. -dijo desesperado acercándose a mi.

Me quede completamente en blanco. El Había dado un discurso sobre lo mucho que me necesitaba.Y yo no era para nada buena en eso de dar discursos, necesitaba prepararme con anticipación y repetirlo una y otra vez frente al espejo si quería dar un discurso así.

-Carlos... tú sabes que te amé demasiado. -Intento abrir la boca para decir algo pero no lo deje, necesitaba terminar- Y ojalá sepas que siempre te amaré. Más que a nadie en el mundo. Y que te necesito más de lo que piensas -Me reí por lo cursi que se había escuchado- pero... necesito tiempo.

Carlos me miró confundido pero decidido a darme el tiempo necesario. Se acercó a mí y me abrazo, al principio me quede petrificada, pero después sentí el calor que emanaba de su cuerpo y me sentí en confianza de nuevo, sentí ese calor abrazador que destilaba de el, le correspondí el abrazo. Nos separamos un poco pego su frente a la mía y nos quedamos viendo por un instante.

Un amor tan grande como el que sentía por él no se iba a ir de la noche a la mañana. Había sido mi primer novio, había sido el primero con el que había tenido relaciones, había sido el
primero en todo, con el había experimentado todo por primera vez y no se olvida tan fácilmente.

Se separó de mí y nos quedamos viendo, nuestro lindo juego de miradas donde no decíamos nada en voz pero ambos sabíamos que nos decíamos todo con la mirada, con el había aprendido a intercambiar palabras por miradas, el había despegado del cemento mis zapatos para volar los dos, juntos, con el había descubierto el significado de la rosa. Sabía que él siempre estaría ahí para mí, cuando necesitara un abrazo. Cuando necesitara llorar. Sabía que él estaría conmigo y tal vez no todo fuera perfecto. Pero no me importaba sentirme mal o bien, ya que tendría la seguridad de que él estaría para consolarme si me dejaba caer.

Mi conciencia estaba cruzada de brazos mirándome y negando con la cabeza des aprobatoriamente. La ignore y después lo abrace de nuevo.

-Carlos... -el asintió. Le sonreí y me encaminé hasta llegar a mi auto. Subí, lo encendí y conduje hasta llegar a mi departamento.

𝐄𝐑𝐄𝐒 𝐓𝐔 || 𝐂𝐚𝐫𝐥𝐨𝐬 𝐕𝐞𝐥𝐚 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora