5. Realidad

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Abrí los ojos sorprendida justo en el momento en el que una viga en llamas cayó cerca de nosotros

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Abrí los ojos sorprendida justo en el momento en el que una viga en llamas cayó cerca de nosotros. Ambos nos agachamos a la vez y cerré los ojos, sin saber qué iba a pasar. Cuando el estruendo cesó, los abrí lentamente y me di cuenta de que Frank me había protegido con su cuerpo.

Sin entender por qué lo había hecho, ya que hasta hace dos días había intentado matarme, lo alejé de mí y me levanté.

—Tenemos que salir de aquí —le dije, viendo cómo aquella viga nos había cerrado el camino.

—A mi no me mires, yo no tengo super poderes —dijo y yo puse los ojos en blanco.

Miré la viga delante de nosotros y tuve que echarme un poco hacia atrás ya que el fuego estaba emitiendo demasiado calor. El sitio en el que estábamos se había reducido al caer la viga y ahora apenas podíamos movernos y mucho menos teníamos espacio como para correr e intentar dar un gran salto. 

Ese no era un problema para mí, ya que yo podía intentar pasarla volando, pero él no podría.

Por el rabillo del ojo, le miré. 

Aun seguía confusa y por dos segundos me planteé el irme y dejarle aquí solo.

Había intentado matarme dos veces y no podía evitar sentir un pequeño miedo por lo que podría pasar. No confiaba en él y sentía que en cuanto me diese la vuelta tendría su pistola apuntando a mi cabeza. Había matado a tanta gente que había llegado a plantearme que no se merecía ninguna salvación. Que lo mejor para mí y para todas las personas del mundo era dejarlo aquí solo para que así no hiciese más daño.

Pero entonces recordé el artículo que había escrito Karen Page. Y luego pensé en lo que acababa de decirme.

Apenas podía pensar con claridad. Mi cabeza estaba hecha un lío y cada vez el fuego aumentaba, por lo que estábamos quedándonos sin espacio. Tenía que pensar en una solución rápido y si en ella Frank Castle estaba incluido.

—Dame tus armas —le dije. 

No era una petición. Si no me las daba, no lo sacaría de allí.

Él levantó una ceja y luego sonrió.

—¿De verdad crees que te las voy a dar? ¿Para que me mates?

—Yo no soy una asesina como tú —le espeté.

—¿Estás segura de ello? —fruncí el ceño—. Solo necesitas un mal día, rubia. Un maldito día en el que las cosas no vayan bien y pases esa línea. 

Tragué saliva y lo miré fijamente. Luego acabé apartando la mirada.

—Si quieres salir de aquí vivo, será mejor que me hagas caso. 

Al ver que no respondía ni hacía nada al respecto, lo volví a mirar. Me di cuenta de que él me miraba intensamente desde hace un rato y por un momento temblé. La manera en la que lo hacía provocaba en mí un montón de emociones, desde miedo hasta intimidación. Pero le mantuve la mirada, dispuesta a demostrarle que no podría conmigo. Y que si intentaba volver a matarme, no dudaría ni dos segundos en pararle y cargármelo.

Skye Parker ◇ Spider-manDonde viven las historias. Descúbrelo ahora