Ambas jóvenes se encontraban sentadas en el suelo del living con sus espaldas apoyadas al sofá negro de cuero mientras una aguantaba sus ganas de reírse hasta más no poder, y la otra hablaba por el celular con un chico mujeriego del colegio.
— Y bien, Eric —comenta la castaña seductoramente—, ¿aún no me recuerdas? Por que yo sí, bebé, recuerdo cuando me embestías con fuerza esa noche. Recuerdo tus caricias, besos y tu gran amigo dentro de mí.
Las chicas solían llegar del instituto para luego ir a cualquiera de sus hogares y comenzar de nuevo las bromas calientes telefónicas que hacían a menudo, pero las bromas se las hacían a chicos que son de su instituto ya que cuando ellos van a fiestas cogen con cualquier chica que se les cruza por su camino y al siguiente día no recuerdan sus nombres de tanto que tomaron, por eso mismo éstas chicas les hacen las bromas hasta ponerlos calientes, hay veces en las que Julia habla, pero al final la rubia no sabe que decir, se arruina o se dan cuenta quién es, por eso, la que hace las bromas es ___ Jane. Han caído quince hombres, van por otros diez más.
— Hermosa, claro que me acuerdo de ti —dijo sorprendiendo a las chicas—, ¿quieres que lo vuelva a hacer? ¿Quieres a mi amigo dentro de ti? No sabes las ganas que tengo de embestirte hasta el amanecer. —agregó lo último, ambas apostaban a que tenía ésa sonrisa cínica en su rostro.
— Pero por supuesto que sí —afirmó manteniendo el tono seductor—. ¿Sabes? Con sólo escuchar tu voz se mojan mis bragas —soltó un gemido— oh amor, ansío verte de nuevo.
— No hagas eso hermosa, vas a hacer que llegue a un orgasmo con solo el gemido que hiciste, hazme tú un favor —comentó con lentitud—. Mastúrbate, piensa en aquella noche que mis manos recorrieron tu cuerpo, piensa que estoy allí observándote.