u n o

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Asalto uno

—Chanyeol, esta es la cuarta vez en la semana. ¡Y apenas es miércoles! Hombre, ¿qué te pasa?

«¿Qué te pasa?» Sip, esa pregunta la había escuchado muchas veces en la semana, todas y cada una de ellas viniendo de la voz de su linda, dulce, tierna y comprensiva novia. Se llamaba Moon Byul Yi, pero odiaba que le dijesen sólo Byul Yi, así que se dejó el Moonbyul porque ella era una estrella brillante en el firmamento. La conoció en el preescolar, su novia de toda la vida como esas típicas historias cliché, y no, lejos del cliché, no estaba con ella porque sus padres le obligasen, de hecho, su mamá odiaba a la chica. Estaba a su lado simplemente porque con ella todo era más sencillo.

Y la quería, porque antes de novia fue su amiga, por eso no se explicaba cómo era que, exactamente hace dos semanas, su vida dejó de ser un tranquilo paseo para convertirse en un infierno, uno donde él le montaba el cuerno de la forma más salvaje y ruda posible.

Ahora, estando en la cama, con ella desnuda pero sin sentir la más mínima corriente de placer, se sentía culpable, (qué culpable, qué lo manden a la horca de inmediato).

Lo peor de todo era que tenía una confianza tal con Moonbyul, que su lengua a veces se iba sola para decirle que le montó el cuerno en una noche donde la lujuria, el placer y ochocientos tragos de sexo en la playa le nublaron completamente el cerebro, y la razón, y la visión.

Quiso hacer de oídos sordos, simular que no fue un mal novio pero la culpa le estaba siguiendo hasta cuando iba al baño (y es que, hasta cagar le era difícil) tenía que decirle, a ella, a su novia, decirle que le fue infiel, contarle la historia.

La culpa lo seguía a todos lados, (literal) y tenía piernas lindas.

—Tenemos que hablar.

Método uno, con moraleja incluida, nunca se podía decir "Tenemos que hablar" sin esperar que la otra persona pusiese cara de tragedia.

—Bien, habla.

Moonbyul era tan wow, parecía que nada le afectaba, bueno, los rollos de canela de la mamá de Minseok sí que le afectaban pero eso era comida y diferente, (Señora, usted debería ser mi madre, mire que hasta me parezco a su hijo). Ella se sentó en la cama en posición indio importándole poco que estaba desnuda, se recogió el pelo castaño claro en una coleta y sin más le hizo una mueca a Chanyeol para que hablara.

Buscando método para decirle a tu novia que fuiste infiel.

Seleccionando.

Cargando.

—¿Sabías que tienes un pezón más pequeño que el otro?

Park Chanyeol, diecisiete años, más orejas que diplomas, más dientes que una pelea de perro, más cabello que metas en la vida.

Aplausos.

Moonbyul se echó a reír tocándose los senos e inspeccionándolos por sí misma, Chanyeol se palmeó la cara; los pezones de Moonbyul eran perfectos, ni siquiera sabía por qué había dicho eso. Lo bueno de toda la historia era que la chica siempre tenía una expresión serena, nada la descolaba, siempre con sus ojos lo motivaba a hablar de sus problemas, y con su sonrisa le aseguraba que todo iba a estar bien, parecía loco pero la sonrisa de Moonbyul le decía que ella iba a estar bien con su metida de pata, bueno, eso si se quedaba a escuchar la historia completa.

—Debe ser muy grave lo que te tiene así, mira que meterte con mis niñas.

Ella se echó a reír e instintivamente, Chanyeol le imitó, era este tipo de seguridad que le ofrecía su novia, una seguridad que con los años, no lo dejó mirar a los lados porque siempre tuvo lo que necesitaba al lado; nunca se cuestionó su felicidad junto a ella, siempre fueron días felices (claro habían momentos turbios, como cuando a ella le venía el período y era linda, mala, sufrida, depresiva y otra vez mala, en el mismo minuto), hasta hace dos semanas todo era color de rosa en su vida.

El Método Chan → ChanBaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora