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Segundo Asalto

—Claro que soy un chico.

Baek estaba mirando a Chanyeol con cara de aburrimiento, tenía los brazos cruzados y una posición desinteresada con su hombro pegado contra la pared. Se miraba tranquilo mientras Chanyeol se estaba convirtiendo en un manojo de nervios porque jodidamente había manoseado y besado a un chico.

Y jodidamente le había gustado.

En su defensa, Baek lucía como una chica, tenía el pelo rosa, (¿Quién en su sano juicio se pintaba el pelo de rosa? Bueno, vamos a excluir a Sehun quien durante tres meses parecía una loca guacamaya, o Minseok que tuvo la cabeza fucsia durante un invierno entero, tampoco la cabeza de cana de Joonmyun, bien, vamos a olvidar eso) también tenía facciones suaves, casi dulces, llevaba maquillaje, y una falda, porque ahora con las luz encendida eso se miraba como una falda.

Cualquiera se equivocaría con esas fachas. Bien, pero aún en su razón, aún cuando sabía cómo estaban siendo las cosas, no podía dejar de pensar en el beso y que Baek todavía seguía parado delante de él, apacible, tranquilo y con ese bonito físico que Dios, que la virgen San Moonbyul lo ayude.

—¿Por qué no me dijiste? —espetó Chanyeol queriendo sonar severo pero fracasando en el intento al oírse como chivo herido.

—Eh, ¿no me preguntaste? —Baek preguntó retóricamente, pero rápidamente negó esbozando una sonrisa—. Pensé que era obvio.

—No, no es obvio. Luces como una chica. ¡Traes una falda!

Baek se echó una ojeada a sí mismo cuando se topó con el espejo que había en la habitación, lentamente se llevó los dedos a la boca y limpió algún rastro invisible en sus labios, se acomodó el pelo que estaba algo desarreglado, también la ropa, y luego se quitó la falda; bueno, la que Chanyeol pensó que era una falda. Realmente no lo era, y vaya que sorpresa.

—Es un camisa de mangas, gigante —le dijo, y nada más con ese diminutivo el pecho de Chanyeol se infló como si fuese globo—. Debajo tengo un pantalón.

—¡Te queda demasiado ceñido! Hasta parece una de esas cosas que las chicas usan, que es casi trasparente.

Baek se encogió de hombros con una media sonrisa que dejó ver a través del espejo mientras seguía arreglando su figura, Chanyeol pensó que no debía hacer mucho esfuerzo, incluso el look desprolijo le daba un toque de frescura a su apariencia. Y es que la verdad debía ser dicha, Baek estaba como quería, fuese hombre o un intento de mujer, se veía atractivo y en su rostro siempre estaba tatuado la expresión de intriga y misterio, esa que invitaba al mundo entero a conocerlo. Se paseaba por los alrededores de la habitación no queriéndose marchar de una vez por todas ahora que se había esfumado su momento caliente, en su lugar parecía estudiar a Chanyeol como si fuese un espécimen.

El espécimen prospecto de hetero que se besaba con un tipo en una fiesta organizada por par de locos casados.

—¿Por qué no has salido de la habitación, gigante? —le preguntó.

La manera sinuosa en la que Baek caminaba debía ser un delito, con él siendo juzgado en trece países diferentes. Chanyeol no tenía cómo explicarlo, incluso cuando en la habitación no había tanta ventilación parecía que una corriente invisible salía de ningún lugar y le peinaba el pelo rosa cerezo (Deben ser los efectos especiales, incluidos en el paquete de decoración, duh). Con la elegancia de un príncipe, el pequeño chico tomó asiento en el borde de la cama con las manos apoyadas hacía atrás, pose diva, era clara su curiosidad, esperaba alguna respuesta por parte de Chanyeol.

El Método Chan → ChanBaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora