secuestrado

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Capitulo uno: Secuestrado







Angus iba definitivamente a estrangular a alguien. Nuevamente Iván había desaparecido de su habitación. Dejando molesto la bandeja en la cama se volteo para salir a perseguir a su muy loca pareja, pero cuando se acerco a la puerta dispuesto a salir tras el lobo esta se cerro en sus narices seguida por el sonido del cerrojo.



No podía estar más molesto, sintió los aplausos suaves que siempre daba su pareja cuando algo le gustaba, seguidos de los pasos rápidos y de seguro descalzos de Iván.

Había encontrado a Iván cuando este trato de asesinar a Martín, pareja de Tyson, beta de su manada, y según Iván, una de sus parejas. Su pequeño lobo blanco había roto una de las leyes más antiguas, jamas interferir con una pareja. Pero claro, su compañero no había sido consciente de lo que hacia, y aun no lo era. El mejor que nadie comprendía a su lobo, y soló por ello se tragaba el nudo e la garganta y el gusto de sus infidelidades y seguía luchando por el. Para Iván el jamas había roto una regla, y de hecho todos en esta casa, a la vista del lobo, eran culpables de separar una pareja no acoplada y sus parejas, excepto Tom, eran todos infieles.

Iván no era mal chico, Angus lo sabia, era un crio de lo más inteligente, lleno de vida, de alegría, sabia escapar y pese a su tamaño esperaba que cuando la locura terminara pudiera ser uno de los mejores guerreros de la manada. Angus había estado orgulloso de su pareja en cuanto lo vio, pero mientras más lo conocía más deseaba que ese empeño que tenía su lobo por el beta, el omega y el guerrero estuviera dirigido a él. Ver a Ruru correr detrás de otros hombres, de otras personas dolía, dolía un infierno de mucho. Quería a su pareja a su lado llenándolo de amor, quería llenar de amor al canino, su pantera llevaba casi 3 meses tratando de reclamarlo, y cada noche era un poco más intolerable que la anterior.

Angus era un hombre hecho y derecho que había digerido tanta mierda como había sido posible en su pasado, y siempre había tenido una única esperanza que le mantenía cuerdo, y era que si algún día se daba por vencido estaría defraudando a su pareja, a esa que deseaba cuidar y mantener hasta su ultimo aliento. Entonces había luchado, contra la vida, y contra la muerte, había peleado con todo. Solo con la intención de recuperar la felicidad el día en que llegara su pareja a su lado.





30 minutos antes...



Iván piso el pomo de la puerta para impulsarse, había planeado esto por días, con facilidad se aferro del marco de la puerta y presiono sus pies contra un desnivel del techo, lugar donde se hallaba la pequeña puerta del contra piso del cuarto, sosteniéndose con fuerza miro como la puerta se abríalentamente, pudo ver con alegría como la cara de Angus iba de la tranquilidad al fastidio en pocos segundos, espero a que el mayor se acercara a la cama a dejar la bandeja de su desayuno se dejo caer silenciosamente sobre el suelo, aprovechando la alfombra salio y cerro con un alambre la puerta, pudo escuchar la maldición de Angus y dio un brinquito de emoción, regalando le a la nada dos palmaditas de felicidad, un gesto típico en él. Ahora si, ¿donde estaba Tom?



Nuevamente muchos minutos después:



Angus demoro casi cuarenta minutos en abrir la puerta, sentía una rabia intensa al pensar en su pareja correteando detrás de otros hombres, masticaba sus propios dientes. En algunos momentos pensaba que era adrede, luego notaba la verdad en los ojos de Iván, para él, tal vez, jamas seria su pareja. Dolido, molesto y con un nivel de frustración sexual que lo sobrepasaba, salio directo al lugar donde sabia que Iván estaría. Tyson estaba trabajando en el café, por lo cual quedaba descartado, Osito recientemente emparejado se la pasaba encerrado y Marcus no era alguien a quien Iván deseara molestar muy a menudo, así que también estaba descartado. Abriendo la puerta de Tom, Angus tubo una buena visión de su pareja tratando de reclamar al hombre, Iván estaba muy sentado sobre la cadera del buey, habiendo acorralado al gigante, que soló por Angus no mataba a Iván, ya que le había hecho saber su desagrado ante la situación hace tiempo. Entonces la sangre trato de salir de su cuerpo, tomando de la cintura a Iván lo aparto de ese guerrero que nada de culpa tenía, ganándose una mirada llena de pena que ya más media casa le daba. Suspirando soló regreso al cuarto y arrojo a un vencido lobo, Iván había dejado de luchar desde hacia tiempo, si al fin era inútil. Su pareja se hizo un molesto ovillo mientras dejaba escapar gruñidos.



-¡deja de tratar de alejarme de ellos!- gritó Iván mientras se cubría hasta la cabeza, eso soló le hizo recordar a Angus como le dolía su espalda de tanto dormir en el sofá para no incomodar a su pareja.



-no son tu pareja Iván, comprendelo- aquí iban de nuevo, Angus soló hablaba con cuidado con Ruru, no quería alterarlo aun más.



-¡SI LO SON!-el menor chillo, se quito un zapato y se lo arrojo. Angus lo esquivo por un pelo, realmente tenía una puntería envidiable, y Angus podía dar cuenta de ello.



Resignado soló levanto las manos en signo de resignación y salio del cuarto encerrando a su problemática pareja. No necesitaba esto, no quería discutir si apenas valía la pena. Solo deseaba poder sacar esa locura de la cabeza de Iván y poder al fin darle a su pareja la vida que había soñado. Quería regalarle una buena vida, quería hacerlo feliz, tener una casa propia y adoptar niños que pudieran criar entre ambos, llenar de amor una familia, tener quizás algunos animales de granja y poder demostrarle a Iván y, porque no, así mismo, que aun quedaba algo de humanidad dentro de el.

Un Extraño Lobo BlancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora