Maratón Parte 4

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Narrador omnisciente:

Horas más tarde, un hombre llego al pueblo, donde su vista fue recibida... por un escenario apocalíptico.

Todo el pueblo estaba destruido, casas, edificios, parques, personas... no quedaba nada, solo cenizas.

El hombre comenzó a buscar entre los escombros, buscando alguna señal de vida, hasta que finalmente la encontró.

-¡Natsuko! ¡Yosuke!-grito al verlos.

Corrió hasta ellos y empezó a quitar los escombros que había sobre ellos, pero se encontraban muy graves.

-Satoru-dijo la mujer al verlo.

-Tranquilos, los sacare de aquí y estarán bien, se los prometo-dijo este entre lágrimas.

-No hay tiempo, además de que no lo lograríamos-respondió Yosuke.

-No te rindas amigo, sé que todavía pueden hacerlo, no deben rendirse-le dijo Satoru intentando ser fuerte.

-No, él tiene razón-dijo Natsuko.- Nosotros no podremos, pero sé quien si lo hará-acarició la cara de su amigo con su suavidad.- Satoru, tienes que cuidar de nuestra hija, ella todavía tiene mucho por vivir.

-¡¿Dónde la encuentro?!-pregunto el hombre angustiado.

-Está bajo aquellos escombros; logramos ponerla en la caja fuerte para mantenerla a salvo, solo espero que este en mejor estado que nosotros-dijo Yosuke.

-Satoru, debes ser fuerte por ella, ahora depende de ti, confiamos plenamente en que sabrás encargarte de ella, como el padre que siempre soñaste ser-le sonrió Natsuko.

-Vas a necesitar esto-Yosuke le mostro una pequeña esfera de cristal.- Es el proyecto en el que hemos trabajado, servirá para salvar a nuestra hija.

Una luz empezó a desprender de ambos y esta fue absorbida por la pequeña esfera en sus manos.

-Este... es el Yoshi-Éter, contiene un gran poder, por lo que debe quedar en buenas manos- explico Yosuke.

-Úsalo de ser necesario-dijo Natsuko entregándole la pequeña esfera al profesor.- Y cuida bien de nuestra pequeña.

Ambos comenzaron a cerrar lentamente sus ojos, hasta finalmente dejar escapar sus últimos suspiros de vida.

-No los defraudare-una lagrima resbalo por la mejilla del hombre.- Lo juro.

Este se levanto y empezó a buscar a la niña con todas sus fuerzas, lo único que pensaba era en tener a esa pequeña entre sus brazos y asegurarse que ella estuviese bien.

Después de un rato logro encontrarla, pero su estado era grave; tenía muchas heridas y quemaduras, todo su cuerpo estaba casi destruido, tanto externa como internamente. Pero él no sé daría por vencido, no permitiría que esa pequeña niña sufriera el mismo destino que sus amados padres, había prometido protegerla y estaba decidido a hacerlo a toda costa.

Tomo a la pequeña en brazos y se la llevo de aquel lugar en destrozos hasta su laboratorio, sería muy peligroso que se la llevara a un hospital puesto que era un testigo de la catástrofe, así que iba salvarla con sus propias manos.

(...)

Ya en su laboratorio, el profesor Satoru se apresuro en buscar una solución para salvar la vida de la niña. Al final, termino amputándole las partes más dañadas y cambiándolas por maquinaria que él mismo había creado y modificado para la adaptación de la pequeña.

Pero había un problema... su corazón estaba muriendo.

Desesperado por encontrar algo lo suficientemente potente para servirle como substituto de un corazón, recordó el invento que sus amigos habían creado.

8 Grandes HéroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora