4

30 5 1
                                    


Pisándole los talones, camine detrás de Sean, sonriendo por mi gloriosa respuesta 'al idiota'. Pero luego una ráfaga de nervios me consumió al deber enfrentar la triste realidad, algún día todo saldría a la luz y eso me traería consecuencias. Miré por encima del hombro del hermano de Alice y este sacó un manojo de llaves.

—Mamá, estamos en casa —habló Sean abriendo la puerta, Dolores lo recibió con un gran abrazo—. Me estas dejando sin aire y sabes que necesito mi maravillosa voz para el concierto del sábado.

¿Concierto del sábado? Oh, demonios. Eso no es bueno, amo las baterías pero apenas sé tocar una. ¿Cómo haré para fingir ser Alice cuando ni siquiera sé como acomodar los palillos? Necesitaré a alguien de confianza que me ayude a superar esto sin que nadie lo sepa, ¿Alice tendrá alguna amiga de la infancia?

—Hermosa, ¿Cómo has estado? —preguntó un hombre acercándose a mí, era el padre de Alice, tenía el cabello canoso y sus ojos eran azules. Por un momento no pensé que me hablaba a mí, pero luego recordé que ahora era una chica.

—Bi-bien, muy bien —dije aclarándome la garganta—. ¿Cómo fue tu día papá?

Qué raro se siente decirle a alguien 'papá' y saber que no lo es. Solo espero que Alice no lo llame 'papi' porque ahí si me negaría, seria perturbador.

—Realmente bien, luego de renovar los votos con tu madre, fuimos a comer un poco de sushi cerca del centro, un par de fans nos saludaron —rió negando con la cabeza—. ¡Ni siquiera los padres se salvan del acoso! ¿Cómo sobreviven a tanto alboroto? Si hubieran sido yo, ya estarían retirados de la banda.

—Todavía continuo procesándolo papá —comentó Sean arreglando su cabello y abrazando a su padre.

Sonreí incomodo mientras admiraba el lugar, parecía bastante acogedor y mi corazón comenzó a aumentar de velocidad cuando divisé fotos de Alice en las paredes. Algunas ellas eran cuando se graduó de la escuela, cuando tuvo su primer cumpleaños y cuando hizo su primera obra musical. ¡Era el paraíso para cualquier fan y yo tenía en mis manos fotos nunca antes vistas!

Me contuve por correr hacia allí para apreciar todas las fotos, porque pensarían raro de mí y comenzarían a hacer preguntas extrañas. Por lo tanto, solo observé un par de fotos de la familia, las cuales se encontraban a mi lado.

—Preparé lasaña —interrumpió la señora de cabello pelirrojo — ¿Quién quiere un poco?

—¡Yo! —gritó Sean saltando como un niño— Alice, ¿recuerdas cuando nos lanzábamos almohadas para impedir que el otro sea el primero en probar la lasaña de mamá? Todavía tengo la cicatriz del golpe que me diste en el brazo una vez, tener un hermanita siempre fue difícil y más cuando casi te tira por las escaleras.

—Sí, que buenos momentos —murmuré con una sonrisa falsa, sin saber que decir, Sean me miró con un poco de confusión, pero luego volvió a sonreír como si nada hubiera pasado.

—Bueno hermanita, no debes ponerte triste, no dolió mucho. Solo me debieron coser tres puntos pero lo soporté como todo un hombre a los once y ahora entiendo que me lo merecía. A veces puedo ser un idiota.

Cuando llegamos hacia la cocina, el olor a comida invadió mis fosas nasales, la mamá de Alice cocina de maravilla. Pero nunca lo hará mejor que mi madre, ella es única, aunque ahora sólo queda fingir y pretender que es la mejor cocinera del mundo. Dolores nos miró de manera cariñosa para luego servir un poco de lasaña en cada plato y entregárnoslo.

En cuanto me senté en la mesa, Sean se acercó a mí con una mirada preocupada, supongo que desconfía de mi comportamiento. ¿Desde cuándo los hermanos mayores son tan sabios para entender o reconocer la personalidad de su hermano menor? Nunca entenderé eso, pero sé que no me reconoce como su hermana en estos momentos.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 05, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Fanboys: el deseo de FinnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora