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Siempre pensó

que luchar por algo

era conseguir sus metas.

Que las noches no existían

sí no estaba a su lado,

que mis lágrimas

no eran por él.

Yo siempre creí todas

y cada una de sus palabras.

Le enseñé a dormir

con la luz y la mente

apagadas.

Le conocí

cuando sólo era

el chico roto del último asiento en el autobús,

Y ahora sólo es

el chico roto que incendió mi cabeza.

Y creo

que no le importa verme rota

siempre y cuando sea él

el que me sane las heridas.

Suele decir

que la locura no es nada malo,

que para el estar loco es un placer

y me da las gracias

por aparecer en su camino

aún que sólo sea

para tropezar mil veces conmigo.

Una vez le escuché decir

que sólo estamos perdidos

que por eso nos lamentamos tanto.

La realidad es que

no sólo soñamos cuando dormimos,

y la razón por la que nuestros corazones

sean tan débiles

es porque son de plástico

Corazón de plástico.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora