Rueda que irás muy lejos.
Ala que irás muy alto.
Torre del día, niño.
Alborear del pájaro.
Niño: ala, rueda, torre.
Pie. Pluma. Espuma. Rayo.
Ser como nunca ser. Nunca serás en tanto.
Eres mañana. Ven
con todo de la mano.
Eres de mi ser que vuelve
hacia su ser más claro.
El universo eres
que guía esperanzado. [1]
Pasión del movimiento,
la tierra es tu caballo.
Cabálgala. Domínala.
Y brotará en su casco
su piel de vida y muerte,
se sombra y luz, piafando. [2]
Asciende. Rueda. Vuela,
creador de alba y mayo.
Galopa. Ven. Y colma
el fondo de mis brazos.
MIGUEL HERNÁNDEZ
1. En la niñez todo es fuerza vital que se proyecta haca delante (rueda), hacia lo más alto y puro (torre, pájaro), hacia la luz (día, alborear, "amanecer"), hacia el futuro (eres mañana). A su vez, el poeta siente que con el hijo no sólo vuelve a renacer él mismo con nuevas ilusiones y esperanzas (en su ser más claro), sino todo el universo también.
2. Piafar: rascar el suelo o dar patadas el caballo con los pies delanteros cuando está parado o inquieto. Para el poeta, el hijo es como un sol naciente (creador del alba) que integra la vida y su complementario, la muerte, lo masculino (sol, luz) y lo femenino (luna, sombra).