Cicatrices en el alma | Stenny

c h a p t e r ; o n e

Antes de empezar.
+Lo narrado entre paréntesis, está dirigido al lector, además de que es una especie de introducción a lo que después narra el personaje.
+Lo demás es narrado a la persona a quién va dirigido.

(Llevo tres años seguidos escribiéndole cartas a alguien que sé que nunca le llegaran... No sé su dirección... No sé qué ha sido de él... Ni siquiera sé si está vivo, pero le escribo porque sé que fue una persona importante para mí y no pierdo la esperanza de volvernos a ver.
Hay un nombre sonando en mi cabeza desde hace tanto tiempo y no he podido hayar a la persona que lo porte. "Kenny McCormick" escucho todo el día. "Kenny McCormick" Escucho susurrar a las paredes que se han vuelto parte de mi soledad. "Kenny McCormick" Es lo que dice mi corazón.
Veo mi casa todos los días y observo en cada una de las habitaciones un retrato de un chico rubio con una brillante sonrisa y unos ojos azules que resplandecen a más no poder. No sé con exactitud su nombre, pero estoy casi seguro de que él es dueño del nombre que me atormenta día a día. Veo fotos mías junto a él por lo que sé que era una persona muy importante para mí, además de que éstas son algo comprometedoras. Veo su rostro y siento acelerarse a mi corazón y aunque no recuerdo nada sobre ése chico rubio sobre los retratos, siento un amor tan profundo hacia aquel extraño)

Día a día te escribo cartas, te escribo poemas, te dedico mis mañanas sólo para averiguar qué fuiste de mí. Siento un dolor inmenso y una desesperación por no saber tu nombre, no saber qué fuimos. Y aunque sé que te amé más que a mi propia vida y que aún siento algo por ti, sé que en el pasado me lastimaste... Puedo verlo en las cicatrices que llevo en los brazos. Cicatrices que claramente no fueron un accidente y que permanecerán por el resto de mis días... Pero lo que me demuestra más el daño que me has hecho son aquellas cicatrices que guardo en el alma. Cicatrices que aún duelen y que se quedarán no sólo por el resto de mis días, sino que se quedarán por el resto de mi existencia, pero es que te veo en aquellas fotos y me pregunto ¿Cómo es que tú has podido dañarme de tal manera? ¿Cómo es que alguien así pudo romperme el corazón? ¿Qué habrá hecho y por qué motivo?
Mis padres sabían que esto sucedería, más tarde que temprano. Quisieron hacerme feliz permitiéndome salir con la persona que amaba, tú. Pero eso en lugar de ser una bendición se volvió una maldición en cuanto comencé a olvidarlo todo. Se volvió en una maldición porque me duele más saber qué pasó contigo que saber qué nos separó. Poco a poco recupero mis recuerdos. Tu nombre, en efecto, es el que el eco en las paredes me susurra una y otra vez.
Comenzamos a salir por un largo tiempo. Todo era felicidad y maravillas, hasta esa vez en la que te vi tomando de la cintura a alguien más. Una chica rubia vestida de rojo con quien parecías divertirte ¿Por qué no te fui suficiente? ¿Qué pudo tener ella que yo no?... Éra bonita, lo admito. Por qué no preferirla a ella que a mí. Los días pasaron y accedí a creerme el cuento de que no había sucedido nada. Un cuento creado por mí mismo. Cuando nos besábamos sentía su labial sabor cereza en mis labios. Un labial que sabía bastante bien. Cada vez entendía más el por qué te alejabas de mí. La veías con mayor frecuencia. No hubo una sola vez en la que no me percaté de todas esas infidelidades. Lo que solíamos llamar "hacer el amor" fue cambiado en un abrir y cerrar de ojos a "sexo". Aún cuando nos volvíamos uno mismo podía sentir su presencia. Sus manos acariciando tu piel y su espalda arquearse en las sábanas. Casi podía escucharte decir su nombre.
Me harté. No soportaba ser un juego para ti. Me destrocé tal y como un cristal cayéndose. ¿Por qué merecía tal sufrimiento? Cortadas y cicatrices, todo se define en esas dos malditas palabras. Cuando te dejé llegaste a mi pidiendo disculpas, y como todo un idiota enamorado te perdoné. Tienen razón, cuando te enamoras, puedes llegar a ser el idiota más grande del universo.
Todo volvió a ser felicidad, hasta que mi problema comenzó a aparecer. "Perderá la memoria en un futuro, es poco probable que la recupere". Hubiera preferido jamás recuperarla. Seguir como un idiota escribiéndote cartas.
Tras escuchar mi madre las ya mencionadas palabras del doctor, comenzó a llorar desesperada.
En cuanto empecé a olvidar cosas insignificantes como nuestra edad, mi apellido, algunos nombres, te fuiste sólo diciendo "Lo siento". ¿Crees que eso arregló las cosas? No entendía el por qué te ibas, yo no sentía ningún cambio en mí. Mis padres me mandaron a vivir solo a mis 16 años de edad. Les dolía el verme perder la memoria día a día. Todos me abandonaron, mi familia, mis amigos, mi mejor amigo, pero sobretodo tú.
Volvieron las cortadas; nuevas cicatrices aparecieron más profundas que las anteriores...
Hoy me encuentro tomando la perilla de la puerta, dispuesto a seguir con mi vida, lejos de ti. Lejos de todos los recuerdos que ahora vuelan por mi mente. Suspiré. Abrí la puerta y comencé a caminar sin rumbo fijo con la cabeza gacha. Seguí caminando, hasta que por alguna razón me detuve. Sentí mi corazón salirse. Por inercia miré a mi derecha y ahí estabas tú. Con esos ojos que denotaban alegría, sonriendo de una manera tan hermosa que ninguna fotografía podía igualar jamás, pues verlo con mis propios ojos era lo más bello del mundo. Ahí estabas tú, feliz, tomando de la mano a un chico pelirrojo para luego besar a quien era mi mejor amigo. Su estúpido gorro verde le delataba bastante. Me congelé. Un nudo comenzó a asfixiarme. Notas mi presencia y preguntas con toda tranquilidad "¿Stan?".
Caigo de rodillas y el llanto sale por sí solo... Cortadas y cicatrices, todo se vuelve a resumir en eso... Más cicatrices en el alma.

《Dicen que las viejas costumbres nunca se olvidan...》