Por fin había llegado la hora del recreo, ya estaba empezando a agobiarme metida en la clase además de que me estaba muriendo de hambre, tampoco pude concentrarme mucho por que no paraba de darle vueltas a lo que había pasado esta mañana. Repetía una y otra vez la imagen en mi cabeza para asegurarme cien por cien de que ese era mi coche y no otro y que no me estaba volviendo loca. Sabía que era mi coche, no tenía la menor idea de que podían conocer mis padres a Nicholas, estaba totalmente pillada. A lo mejor y no eran ellos sino un amigo suyo de otra ciudad, de todas formas, prefiero pensar que mis padres no le conocen y no seguir calentándome la cabeza de tal modo.
Ande hasta la cafetería y me senté en el sitio de siempre esperando a Nina y a otros amigos más. Minutos después todos habían llegado y ya estábamos sentados comiendo y hablando de lo feo que estaba el día y de lo loca que se había puesto la de Biología cuando vio una araña en la mesa.
Fijé mi vista en la entrada, donde se encontraba nada mas y nada menos que Nicholas Clark, sus ojos se posaron en los míos y mantuve su mirada unos segundos a modo de reto. Él tampoco apartó la vista hasta que yo lo hice cuando me percaté de lo que colgaba de su cuello, incliné ligeramente la cabeza en busca de mi collar y lo sujeté con fuerza al darme cuenta que teníamos exactamente el mismo, él hizo lo mismo y rápidamente salió por donde había entrado.
Esto ya era bastante raro, no podían existir tantas casualidades en un mismo día.
Nicholas y yo no manteníamos ningún tipo de relación salvo que de vez en cuando cruzabas miradas pero de ahí no pasaba. Siempre estaba rodeado de sus amigos que al igual que él tenían pinta de no ser muy amigables que digamos, es bastante respetado por todo el mundo, nadie le gana a Nicholas Clark en ser un hijo de puta. Frío, egocéntrico, prepotente y en pocas palabras, no querría acercarme nunca a él.
Me despedí de los chicos y de Victoria. Salí de la cafetería dispuesta a saber que tramaba que tuviera que ver conmigo, lo seguí hasta el establecimiento hasta que lo perdí de vista. Todo estaba muy solo y nublado por el mal día que hacía, busqué por todos lados con la mirada hasta que noté una fuerte presión en el cuello que me arrastró hasta la pared acorralándome.
- ¿Qué haces siguiéndome? - Preguntó a pocos milímetros de mi cuerpo, pude notar incluso como su respiración seguía el ritmo de la mía y como sus ojos buscaban los míos con rabia.
Intenté escabullirme de entre sus brazos pero al contrario él apretó su cuerpo contra el mío. Cerré los ojos esperando un golpe pero este no llego, sus ojos miraban los míos como intentando descifrar algo y aproveché ese momento de debilidad para hacerle una llave y acorralarlo contra la pared.
No me iba a dejar vencer por la intimidación cuando sabía defenderme incluso mejor que él. Puse mi antebrazo en su cuello y tuve que ponerme de puntillas para mirarle mejor, acerqué mi cara a la suya y sostuve su mirada, en sus ojos pude ver que estaba sorprendido y sonreí victoriosa. Acerqué mis labios a su oreja y le susurré. - Ten mucho cuidado de donde te metes y con quien. No dejaré que arruines mi vida como lo haces con la de los demás. - Solté el amarré y me miró con burla.
- Eres tu la que debe andar con cuidado, preciosa. - Acercó la mano hasta mi collar y jaló de este provocando que chocará con su cuerpo quedando a milímetros uno del otro, sus ojos viajaron desde los míos pasando por la nariz hasta llegar a los labios donde se paró unos segundos provocando que lo mordiera inconscientemente. Tan rápido como había chocado contra él, me empujó haciendo que cayera de culo al empapado suelo. Me levanté llena de rabia y lo miré con asco.
- Solo no te acerques a mi, idiota. - Amenacé antes de salir corriendo en dirección a la salida del instituto. Agradecí llevar la mochila conmigo, saqué el móvil del bolsillo y miré la hora, las 12:45.
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Protegida
Mystery / Thriller" Siempre y cuando sigas mis ordenes estarás a salvo, princesa. "