Capítulo 2

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Recogí el vaso que el último cliente había dejado sobre la barra. Un sábado por la mañana y yo trabajando. Mi padre me explotaba definitivamente. El cocinero Max, y la adorable Silvia, charlaban alegremente detrás de mi, pero yo prefería no incluirme en esa conversación. Quizás así surgiría por fin su amor. En esos momentos, abrieron la puerta de él local, y recé porque fuera mi relevo. Pero solamente era mi abuela, acompañada de mi mejor amiga. Y si, era extraño. Mucho. Pero mi abuela era una tipa joven, y a Ally le encantaban sus ocurrencias.

-¿A que no sabes que?-Me preguntó Ally, sentándose frente a mi en la barra.

-¿Que mi mejor amiga se ha ido de compras con mi abuela mientras yo estoy siendo explotada por un señor que se hace llamar mi padre? No, no lo sabía-Contesté, irónica. Ambas rieron.

-Te he comprado el traje que tanto querías cielo-Gritó mi abuela desde el interior del local.

-¡No te lo voy a perdonar de todos modos Bonnie!-Le grité en contestación, y pude oir la risa de Silvia y Alex. Ally me dio un golpe en el hombro para llamar mi atención. Que mano más suelta tenía esta tía.-Au-

-He conocido al tío de mi vida-Anunció. No me sorprendió. Ella conocía al tío de su vida cada sábado, y lo olvidaba cada domingo-Alto, fibrado, cabellos rizados, ojos verdes, y una sonrisa de infarto-Asentí con la cabeza, haciendo como que me importaba. 

-Y no te olvides de los tatuajes-Dijo mi abuela, apareciendo a su lado.Ally hizo esa mueca con los labios que siempre le hacía parecer una de esas negras de las peliculas.-Y su amigo rubito...-Cuando movió sus cejas, solo me produjo una arcada. 

-Abuela...-Me quejé. Una cosa era ser joven. Otra una vieja verde. Ally estalló en carcajadas.

-Eh, seré vieja, pero no ciega cariño-Se excuso ella, subiendo las manos. La fulminé con la mirada.

-¿No tenías unos asuntos que solucionar fuera de aqui?-Le pregunté, invitandola a irse tan sútilmente como solo yo sabía. Ella capto la indirecta.

-Deberías dejar de pasar tiempo con Liam, te vuelve una aburrida-Me advirtió, y yo solo pude poner los ojos en blanco. Liam era un chico divertido. Solo que para mi abuela era un muermo. 

-Definitivamente adoro a Bonnie-Anunció mi adora amiga. Todo el mundo adoraba a mi abuela. Excepto Liam. Y entendía porque.

-Lo sé-Reí-¿Quieres un batido?-Ofrecí. Ella simplemente asintió, sin desaparecer su enorme sonrisa. Era lo que más me gustaba de ella. Su efusividad, y su alegría constante.-¿Y bien?¿No le pediste salir o algo?-Pregunté. Realmente no me interesaba, pero se trataba de Ally así que.

-No, pero tu abuela dejo caer sutilmente el nombre de esta cafeteria así que...-

-Te pasaras el día aquí-Concluí su frase. Genial, compañía. 

-Exacto, voy a llamar a los chicos para que vengan-Anunció, levántandose.-Cuando vuelva quiero mi batido-

-A sus órdenes capitana-Murmuré, dejando que se fuera. A veces Ally era incontrolable. Y a veces yo lo era. Eramos el tipo de amigas que nos complementabamos entre nosotras, y entre los tres fabulosos amigos que tenía. Me puse en marcha con el batido de frutas de la loca caobista, como la llamaba Zayn. Todo iba bien,hasta que llegaron dos clientes más. Genial.

-Abuela ¿Puedes venir a terminar el batido de Ally?-Pregunté, limpiendo mis manos con un paño, antes de coger papel y boli.

-Pero solo porque es para Ally-Contestó. Mi abuela siendo una niña en acción. Le sonreí antes de caminar hasta la mesa donde dos chicos se reían de no me importaba que. Uno de ellos era rubio, peinado en un tupe cuidado. Vestía un pantalón negro con una simple camisa de manga corta, y un chaleco vaquero. Tenía unos ojos azules llamativos, pero lo que más me gusto fue su sonrisa. Su acompañante era... Dios como era. Cabello rizado, echado hacia atrás desordenadamente. Ojos grandes y verdes. De su camisa de cuadros desabrochada, asomaba un tatuaje. Era... joder. 

-Hola, ¿ya sabéis que vais a pedir?-Pregunté, siendo tan amable y cercana como el resto de los clientes. Pero cuando el chico del tatuaje fija su mirada en mi, me es dificil. Esos ojos verdes. ¿A que me recuerdan?. Intentó no mirarlo fijamente, pero es dificil. No se puede ser tan guapo, y simplemente esperar que no te miren ¿no?.

-¿Se puede pedir a la camarera?-Preguntó el rubio, y no pude evitar reirme. ¿Estaba coqueteando conmigo?

-No creo que yo esté dentro del menú-Contesté, intentando no sonar grosera. El chico me sonrió aún más, y el otro rió. Y de nuevo, tuve que concentrarme en no mirarlo, por que todo parecía atraerme a él, incluso esa risa tan... tan. Y lo peor es que el no paraba de mirarme, o eso creía. Me estoy volviendo loca, o será que llevo mucho tiempo sin estar con un tío, pero estoy teniendo un problema serio.

-Pues entonces me conformaré unas tortitas con chocolate casero-Sentenció el rubio, pasándole la carta al chico del cabello rizado. Al guapo. Bueno, tampoco es que el rubio fuera feo, porque realmente estaba buenisimo, pero su compañero tenía algo que... ¡Dios mío Emma! Apunté en la comanda, intentando que el pulso fuera el correcto.

-¿Aún seguís haciendo ese batido de helado?-La voz extrañamente roca me evocó a un tiempo pasado que no conseguí recordar con exactitud. Pero me sorprendió que conociera el batido Wheeler, porque eso significaba que ya había estado aqui, pero yo no recordaba haberlo visto nunca.

-Si, por supuesto. ¿Has estado aquí antes?-Mi yo extremadamente curioso no pudo evitar preguntar. 

-¿No me recuerdas verdad?-Su pregunta vino acompañada de una sonrisa. Una sonrisa que solo podía calificar como preciosa. ¿Recordarlo? ¿Porque? ¿Lo conocía? Creo que no sería tan estúpida para olvidar a alguien como él. Desde luego que no. Mi diosa interior no me dejaría.

-¿Debería hacerlo?-Intenté, de nuevo, no sonar borde. El sonrió aún más, y yo tuve una enormes ganas de morderme los labiosy que mis piernas comenzaran a temblar. ¿Como una simple sonrisa puede provocar eso en un cuerpo?

-Bueno, creí que lo harías después de pasarte un verano entero llamandome "Marcelino"-Su voz imitó mi acento italiano, y fue entonces cuando me di cuenta. Su cabello, ya no tan repeinado. Sus enormes y brillantes, y tan verdes como siempre. Era Harry.

-¡Dios mío Harry!-Exclamé, y no pude evitar emocionarme.El volvió a reir, mientras se ponía de pie. Era mucho más alto de lo que recordaba, y también estaba mucho más fuerte que ese niño escualido que se fue. Me puse de puntillas para darle un rápido abrazo. Un abrazo que esperé años para darle, y que ya había perdido la esperanza.-No me puedo creer que hayas vuelto-Murmuré, separandome, volviendo a mirarlo. No podía parar de sonreir, me era fisicamente imposible.

-Bueno, uno siempre vuelve a casa-Rió él, y su amigo lo coreó.

-Pero mirate, has cambiado tanto-Yo quedando en evidencia. Claro que había cambiado. ¿Donde había dejado al chico que vestía como un científico solterón? ¿Y donde escondió durante 14 años a este tío?-Y encima esperabas que te reconociera-Añadí, en tono reprobatorio. 

-Fallo mío-Reconoció, volviendo a sentarse.-Pero tu también has camiabdo mucho Emma-Dijo, recorriendome con la mirada, provocando que me sonrojara. Esa mañana ni si quiera me había molestado en arreglarme. Maldita sea. Debí hacerle caso a la tía Railey cuando me dijo que una vez salidas las tetas, siempre tendrías que estar preparada para esto.

-Bueno, lo he intentado-Tiré de uno de mis mechones castaños de mi coleta.-Es genial volver a verte Harry-Dije sinceramente. Con el colegio a punto de terminar, y un verano increible por delante, lo único que podía mejorar mi vida era la presencia de alguien como él en ella.-Bueno, voy a por vuestros desayunos.-Me despedí, intentando poder poner en orden mis pensamientos mientras llegaba a la barra. Dejé la comanda a la vista de Alex, quien me levanto en pulgar. Harry estaba en la ciudad. Marcel. Harry. Mi amigo perdido. El archienemigo de Zayn. La persona que siempre lograba hacerme reir. Y estaba bueno. ¿Quien lo diría? Ya no era simplemente un guapo camuflado. Ahora rompía corazones, de eso podía estar segura.

-¿Lo conoces?-La voz chillona de la abuela, me desato.

-Es Harry, abuela-Murmuré, encantada. Mi abuela hizo una mueca-Marcel-Añadí, pero ella seguía sin caer en quien era-El friki de la apuesta que perdiste con el tio Danny-Lo dije sin ganas, sabiendo que así lo recordaría. La maldita apuesta había puesto toda mi casa patas arriba. 

-¡Pues como se ha puesto el friki!-Exclamó, con una sonrisa socarrona. Y aunque quise, no pude regañarla. La verdad es que tenía razón. Como se había puesto el pequeño y asustadizo Marcel...

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⏰ Last updated: Sep 15, 2013 ⏰

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