Capítulo 3

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Apoyo la cabeza en su hombro, él me abraza con más fuerza. Empiezo a llorar en un llanto silencioso. Mikel me mira y me levanta la cabeza. Veo que sus ojos están rojos, pero no húmedos, en cambio yo he mojado su camisa azul con lágrimas. Me mira y se acerca, pero no roza mi rostro. Nos quedamos mirándonos hasta que no aguanto las lagrimas. Me apoya la cabeza contra su pecho, y me abraza.

-Tranquila, tranquila... Todo saldrá bien. La encontrarán... -le oigo susurrar.

Le abrazo más fuerte. Siento rabia, frustración, agobio, pena... No sé donde desahogarme. Me acaricia el pelo. Me separo de él, me enderezo y me seco las lágrimas con las mangas de mi camisa.

-¿Estas bien? -me pregunta.

-Si; creo.

-La encontrarán, ya lo veras.

Asiento con la cabeza. Él se levanta y me ofrece la mano. La acepto sin dudar, tira de mí acercándome mucho a él.

-¿A dónde vamos? -pregunto sintiendo su aliento en mi rostro.

-Al bosque, si te parece bien -vuelvo a asentir con la cabeza. Me besa la mejilla, me coge la mano y así, agarrados, salimos de la casa en dirección al bosque. Llegamos bastante rápido, porque vive literalmente a 400 metros del bosque, y cuando llegamos nos adentramos hasta un pequeño prado con un lago al lado de una montaña. Recuerdo este sitio, mi padre me solía traer aquí en verano, recuerdo la cascada caer de la montaña hasta caer al lago. También recuerdo estar cogiendo flores para luego hacer pulseras con ellas, y recuerdo el frío tacto del agua al rozar mi piel. Se me humedecen los ojos al recordar, Mikel me aprieta la mano. Me extraña, porque nunca le hablé de este sitio a él.

-¿Cómo sabes...-empiezo a preguntar.

-...que te bañabas aquí de pequeña? -termina- porque un día te vi, estaba escalando por aquí cerca, y mi padre quiso enseñarme esto, pero al verte -se lleva la mano a la cabeza y se sonroja- nos...nos fuimos.

Yo también estoy un poco avergonzada, así que solo le agarro la mano y nos dirigimos a la cascada. Me agacho y toco el agua, tan fría como la recordaba.

-¿Quieres bañarte? -me pregunta. Dudo un momento, pero él se quita las zapatillas y la camiseta y se tira al agua. Yo le imito, y me encuentro con él mientras buceamos. Me coloco debajo de él, y con la vista borrosa puedo ver que me sonríe. Me coge de la cintura y me sube. Respiro agitadamente por falta de aire, y seguido él me abraza.

-¿Y esto?-pregunto refiriéndome al abrazo.

-Nada, solo tenía ganas de abrazarte- dice sonriendo.

-Bale -digo acercándome a él, y le beso en la mejilla.

-¿Y eso?-me pregunta arqueando una ceja.

-Nada, solo quería besarte -digo sonriente. De repente un chorro de agua sale disparado hacia el cielo, y nos cae encima. Oh no, ahora no, pienso.

-¿Qué ha sido eso? -dice Mikel asustado poniéndose delante de mí.

-No...no lo sé -miento.

-Será mejor que salgamos del agua -dice dirigiéndose hacia la orilla.

Me gustaría decirle la verdad, toda mi historia, la historia que solo Enma, mi mejor amiga, sabe. Me gustaría poder dejar de mentir a todos, pero no puedo, o ¿ahora que confió plenamente en Mikel puedo...?, descarto la idea inmediatamente.

-¿Bienes? -me pregunta Mikel desde la orilla al verme quieta. Empiezo a ponerme nerviosa, por alguna razón que desconozco este lugar me inquieta. Entonces me doy cuenta que respiro agitadamente y estoy temblando. Un chorro de agua vuelve a salir del lago, pero no me asusto, sino que lo acaricio con los dedos. Me fijo mejor y me doy cuenta de que es una especie de serpiente de agua. Mikel tira de mi mano rompiendo el contacto con el agua, y me arrastra hasta la orilla.

-¿Qué te pasa?-me pregunta alterado- podía haberte matado- me dice.

-No... eso no me iba...no me iba a atacar -tartamudeo. No puede ser, se lo tendré que contar.

-¿Qué? -pregunta.

-Que eso -digo señalando el agua- no me iba a atacar- Veo a Mikel confuso, así que tomo una decisión y le digo- siéntate, te lo contaré.

Se sienta en un tronco que hay en el suelo, y yo en uno que hay en frente.

-¿Qué tienes que decirme?- pregunta aún confuso.

-Es difícil, pero allá va. -suspiro profundamente- Apenas me conoces Mikel, sabes mis aficiones, mis gustos... todo eso que para ti es mucho, apenas es nada comparado con lo que no sabes. Vengo de Cailund, un mundo totalmente opuesto a este, es otro sitio, apartado de La Tierra, apenas nadie sabe sobre él, aparte de sus habitantes, claro. En Cailund trabajamos la magia y el poder, controlamos las materias, el aire, el fuego, la tierra, el agua... y algunos la electricidad. Pocos alumnos pueden controlar dos elementos, pero yo, según los científicos de esa tierra, soy rara, que digamos. Puedo controlar varios elementos. Esa serpiente de agua que acaba de salir del lago, de alguna manera, la he hecho aparecer yo. La verdad, aún no controlo muy bien los elementos, hace poco me enteré de todo esto, y no me ha dado tiempo de estudiar, y la verdad, me alegro de que haya aparecido Fashics, el dios del agua, porque si hubiera aparecido Coulminioum, el bosque entero estaría en llamas. Los Dioses de los Elementos son cosas más avanzadas, pero mi "rareza" me permite invocarlos -observo a Mikel, que ahora me mira con miedo- tranquilo -intento acercarme pero él se levanta y se aleja.

-No te acerques a mí -cuando pronuncia esas palabras, el mundo se me cae encima. La rabia me inunda, y creo que voy a explotar. Me doy la vuelta y echo a correr en dirección al bosque. Ahora le puedo demostrar lo rápida y veloz que soy, porque hasta ahora he tenido que correr bastante despacio. Al estar en contacto con la naturaleza, mi poder sobre la magia, aumenta, y todo lo que puedo hacer, aumenta de nivel.

De repente freno en seco, hay alguien enfrente de mí, está casi del todo tapado por un árbol, pero aún así, puedo ver que es un hombre, de aproximadamente 1'80 metros. Está apoyado en un árbol, creo que me mira. Me acerco poco a poco, y finalmente le veo la cara. Es mi padre, pero lleva un saco de tela en una mano y un cuchillo en otra. Su ropa está medio quemada, y su cabello revuelto. Me mira con sus ojos castaños tiene profundas ojeras, muestra de que no ha dormido mucho. Me amenaza con la mirada. Se lanza sobre mí, e intenta atraparme, pero consigo esquivarlo.

-¿Qué haces?-grito.

-Lo que debí hacer hace mucho tiempo- dice y se lanza contra mí.

Grito a pleno pulmón, cuando noto que me clava el cuchillo en el costado. Veo todo borroso, pero llego a ver cómo mi padre se agacha para apuñalarme de nuevo, pero algo le empuja y cae al suelo. Antes de perder el conocimiento, puedo ver la figura borrosa de, ¿Mikel?

Alas de ángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora