Fireworks & Sparklers

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Las huellas de unas zapatillas se quedaban impresas en la nieve de la acera. El tiempo no acompañaba en absoluto al que tenía que ser uno de los festivales más importante para aquel hombre solitario que parecía caminar con un ritmo fijo pero con demasiada lentitud. La gente a su alrededor disfrutaba de las tradiciones, más aquí en Sapporo. El festival de la nieve era muy conocido en Japón, muchos turistas venían desde lejos sólo para disfrutar esa semana del cinco de febrero.

Las risas de la gente resonaban en los oídos del chico. Todos parecían animados pese al frío que hacía en la ciudad. Sus manos se dirigieron hacia la bufanda para taparse mejor el cuello y cubrirse parte del rostro. El tiempo estaba en sintonía con aquel melancólico sentimiento que le envolvía y le perseguía allá donde iba. Nunca esperó que las cosas terminasen de aquella forma y ahora su única esperanza era que el amor de su vida llegase al lugar mágico para ambos, la esperanza de que él recordase aquella fecha, le recordase a él y lo importante que una vez fue, que volvieran a conectar como una vez hicieron, que llegase para quitarle la tristeza que le inundaba desde hacía tiempo.

Un quejido salió de sus labios al sentir el golpe de un hombro contra el suyo. Se agarró el hombro una milésima de segundo antes de girarse para ver a un chico joven, prácticamente universitario que le miraba extrañado. Era posible que hubiera sido su culpa y es que ni siquiera estaba mirando por dónde iba.

 - Lo siento – se apresuró a disculparse Aomine pese a que el chico también se había disculpado sin culpa alguna.

Siguió caminando pero esta vez levantó la mirada de aquella blanca nieve que pisaba hacia las fabulosas esculturas de hielo que había en la plaza central de la ciudad. Cada año se asombraba más de las cosas que hacían y todos los años las disfrutaba, pero hoy era diferente. Ni siquiera con eso cambió su ánimo sino que empeoró cuando algunos copos empezaron a caer. La gente reía y se divertía, jugaba con la nieve y veía las esculturas pero él... él sólo caminaba y caminaba con la tristeza en su mirada. Echaba de menos a Kagami, lo hacía siempre en estas fechas tan señaladas.

La puerta del parque estaba frente a él y no lo dudó, entró por ella paseando entre los nevados jardines. Siempre le había gustado la primavera y en unos días podría disfrutarla, pronto volvería esa época del año. En primavera se declaró a Kagami, en aquel parque se dieron el primer y tímido beso. Jamás pensó enamorarse de nadie, mucho menos del apodado "El tigre", ese chico del Seirin que venía de Estados Unidos y que siempre le sacaba de los nervios con su carácter altanero. Aomine sonrió ligeramente al recordar aquello y es que los dos eran iguales, el mismo carácter de querer superarse, de no dejarse vencer, de luchar hasta el final... quizá ahora esa pantera negra ya estaba agotada de luchar.

Toda su vida había estado diseñada al detalle, había logrado tanto en la vida, hasta se había convertido en policía, aun así, habría cambiado todo por haber tenido a Kagami allí con él. Tan sólo la esperanza de encontrarle en aquel lugar conseguía que siguiera moviéndose hacia allí. Deseaba verle de nuevo, lo necesitaba como el mismo aire que respiraba. Él lo era todo en su vida.

Cruzó el parque hasta llegar al pequeño templo junto al estanque. Era el mejor lugar para ver los fuegos artificiales y poca gente lo conocía. Todos rodeaban el estanque buscando la mejor vista sin darse cuenta de que a pocos metros, en un escondido camino entre los árboles, se encontraba aquel templo con el pequeño embarcadero. El rincón secreto que les había visto crecer y enamorarse. Aomine se sentó en el muelle y sacó su teléfono para mirar la hora. Eran las once de la noche y únicamente unas luces provenientes de algunas ventanas altas de los edificios eran visibles entre los árboles.

Una hora... una hora y la esperanza de reencontrarse con el hombre al que jamás dejó de amar. Tocó su vientre con suavidad. ¿Cuándo había cambiado tanto su vida? ¿Cuándo había dejado que el miedo le invadiese? Ni siquiera era capaz de decirle la verdad a Kagami. Temía hacerle daño, temía su reacción cuando se enterase de todo. Una llamada entró en su teléfono. Era Kise. No pudo cogerlo, no en aquel momento pensando sólo en Kagami.

Fireworks & Sparklers (Kagami-Aomine, Kuroko no Basuke)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora