Era sábado, lo que significaba que en unas horas sería la cita, las manos me sudaban y mis latidos se habían acelerado por los nervios, Lucas había dicho que saldríamos como amigos, pero no podía evitar ponerme nerviosa.
Llamaron a la puerta, dejé de ver el mar y salí del balcón para ir abrir.
Era Camila y traía las manos llenas de ropa y zapatos, entró sin siquiera saludar.
—¿Ya sabes qué te pondrás? —preguntó tirando todo arriba de mi cama.
—Hola a ti también —dije con sarcasmo, pero luego negué con la cabeza —No tengo ni idea.
—¿No te dijo a dónde iremos? —volvió a preguntar.
—No.
—Llámalo —dijo tomando mi celular de arriba de la mesa de luz y alcanzándomelo.
—¿Tengo que hacerlo? —pregunté y ella asintió.
Solté un suspiro y luego marqué el número de Lucas, él atendió al segundo tono.
—Hola Maia —dijo y podía apostar a que estaba sonriendo.
—Hola idiota —dije y vi como Cami levantaba una ceja, me encogí de hombros, ya era costumbre que lo llamara así.
—¿A qué se debe el placer de tu llamada? —preguntó en tono coqueto.
Rodé los ojos aunque él no podía verme.
—Camila y yo queremos saber a dónde iremos, ya sabes, para saber que ponernos.
—No puedo decirte, es sorpresa —hizo una pausa y sabía que su sonrisa se había agrandado más —Ustedes solo pónganse lindas —sin más cortó.
Miré el teléfono y luego a Camila.
—Me cortó —dije.
—¿Te dijo a dónde iremos? —preguntó.
Negué con la cabeza —No puedo decirte, es sorpresa. Ustedes solo pónganse lindas —imité la voz de Lucas, aunque no me salió para nada.
Camila bufó y luego miró la ropa que había dejado arriba de la cama.
—Creo que lo mejor será usar algo casual —dijo luego de un momento.
Asentí, ella era la experta en moda, así que le haría caso en lo que sugiriera.
Me acerqué a ella y la observé revolver entre la ropa que había traído, que eran todos vestidos.
Luego de apartar algunos sin siquiera mirarlos y de analizar otros para luego negar con la cabeza, tomó un vestido y sus ojos se iluminaron, en la parte de arriba era blanco con encaje y de la cintura para abajo era rosa pastel.
—Creo que este es perfecto —dijo.
Asentí de acuerdo, era un vestido muy lindo y seguramente se vería aún mejor en ella.
—Voy a probármelo —dijo tomando unos zapatos y corriendo al baño.
La vi entrar y luego me acerqué a mi armario, lo abrí de par en par y observé la ropa que tenía dentro.
Estaba buscando entre la ropa cuando Cami salió del baño, el vestido le quedaba increíble, se ajustaba perfectamente en la parte de arriba y llegaba unos diez centímetros arriba de las rodillas, lo había combinado con unas sandalias rosa claro que combinaban a la perfección.
—Dejarás a Mario sin aliento —dije sonriendo.
Ella soltó una risita —Ese es el plan —dijo divertida y me guiño un ojo.
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Amor de Agua Salada
Novela Juvenil"La cura para todo es siempre agua salada: el sudor, las lágrimas o el mar". Karen Blixen Jamás pensé que un chico idiota cambiaría mi...