Capítulo 5: Miedo

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Observé a Lucas, estaba sentado en la arena esperándome y parecía hacer dibujos para matar el tiempo, tenía el cabello todo revuelto como siempre y llevaba solo una bermuda de todos colores.

Me acerqué silenciosamente —¡Bú! —dije acercando un poco mi rostro a su oído.

Él se sobresaltó y luego me fulminó con la mirada, yo sonreí y me senté en la arena a su lado.

—Hola idiota —le dije sin perder la sonrisa.

Él sonrió y se acercó un poco a mi rostro —Hola novia —dijo en tono burlón.

Rodé los ojos y le pegué en el hombro —Cállate.

Rió —Debiste ver tu cara, estabas completamente roja.

Le lancé arena al rostro —Cierra la boca idiota —dije molesta —Tenías que haberme ayudado en vez de empeorar las cosas —me crucé de brazos y miré al lago.

Lucas paro de reír y por el rabillo del ojo vi como se sacaba la arena de la cara.

Murmuró algo en voz baja que no logré entender, pero tampoco le pregunté.

Nos quedamos en silencio mirando el lago.

—Tengo que decirte algo —dijimos al mismo tiempo.

Nos miramos a la vez y luego reímos de eso.

—¿Qué querías decirme? —preguntó.

Negué con la cabeza —Tu primero —dije.

No estaba segura de como lo haría, me daba mucha vergüenza lo que iba de decirle.

—Okey —pasó una mano por su cabello nervioso y luego miró al lago —Luego que te fueras con tus amigas ayer, nosotros también nos fuimos, dejamos a Cris con mi madre y luego Mario y yo fuimos a jugar videojuegos a mi cuarto, mientras jugábamos nos pusimos hablar, un tema llevó a otro y terminamos hablando de ti y tus amigas —hizo una pausa para verme, oculté mi sorpresa y le hice un gesto para que continuara —Bueno, Mario me comentó algo y luego me pidió que te lo dijera a ti, porque bueno, eres mi amiga y ya sabes —hizo un gesto con la mano que no tenía ningún sentido.

—Ve al grano Lucas —dije, ya me había cansado de sus balbuceos.

Sonrió nervioso —A Mario le gusta Camila —dijo rápidamente.

Me quedé en silencio unos segundos y él me miró nervioso, luego comencé a reír.

—¿De qué te ríes? —preguntó juntando levemente las cejas.

—De ti y de tus nervios —paré de reírme y solté un suspiró antes de continuar —Lo que yo iba de decirte era que Camila se había interesado en tu hermano, y me pidió que le consiguiera su número o algo —dije tranquilamente, como si hace un momento atrás no me estuviera muriendo de vergüenza por pedírselo.

Lucas sonrió —¿Enserio? Creí que te enojarías si te decía.

—¿Por qué iba a hacerlo? —pregunté y entrecerré los ojos hacia él cuando recordé algo que Mario me había dicho —¿Acaso ocultas algo? ¿Algo que yo debería sabes? —volví a preguntar.

—No —dijo sin apartar la vista.

—¿Seguro? —él asintió —¿Entonces no hay problema en que te pregunte que le dijiste a Mario de mí?

Me miró sorprendido un momento y luego desvió su vista al suelo.

—Se hace tarde, tenemos que entrenar —dijo luego de unos segundos en silencio. Se puso de pie sin esperar mi respuesta.

Amor de Agua SaladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora