CAPÍTULO 1. SUERTE

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Logan Henderson, la luz de mis ojos, el café de mis mañanas, la voz que me hace temblar. Lo-gan Hen-der-son, tan divino, tan drogadicto y con la mente totalmente jodida. Tan brillante y a la vez tan opaco. Y eso es lo malo del amor, la venganza y las drogas, todas son adictivas, la droga favorita de Logan era el éxtasis que le provocaba la euforia por unas horas. Yo soy adicta a ver como se jode la vida cada día, cada vez que me pide cocaína, cerveza, cigarros, o un poco de sexo, estoy loca por él. Loca porque, aunque algunos le miran con lastima, otros quieren partirle la cara porque ya debe mucho por drogas, y yo lo veo como el sol de mis mañanas, lo veo como un epítome de perfección cuando después de haber sido suya, abre la ventana de su cuarto y la luz del día choca con su hermoso pecho; entonces empieza a cantar con esa melodiosa voz, toca la guitarra o el piano, lo primero que encuentre. Siempre canta la misma canción, y aunque la canción no sea para mí, sé que en el fondo le parezco atractiva, porque, por algo se acuesta conmigo, y en veces me cuenta los problemas que tiene, mentales, familiares, y muy rara la vez de amor. Su más grande amor es ese estudio de pintura que tiene en el centro de la ciudad, Logan es inestable, un día está en Perú, y al día siguiente probablemente en Francia tomando un poco de vino tinto en un casino con prostitutas baratas. El segundo amor de Logan es una bestia, una atractiva Harley que le da pinta a las de la década de los 50's-60's.

...


Nací cerca del mar, Isla Navidad, Jalisco, en 1993. Mi madre era adicta a levantar conchas de mar y hacerlas pulsera o collares, los vendía fuera de la iglesia todos los domingos, y cerca de las 8:00 A.M ya no tenía nada, le iba bien, mientras yo recibía el dinero o atraía a las personas hacia donde estaba mamá. Ella decía que yo era una joya que todo hombre en su sano juicio desearía como esposa, una amapola roja, que era tan deseable, perfecta y pura que podría parecerme a una Virgen, de esas por las que luego escucho que mamá les ruega para ganar buen dinero y traer pan y vestido a casa terminando el día. ¡Que casi me vuelvo monja! Que tenía la piel blanca y suave como la seda, el cabello negro y brillante como el cielo de noche en la Isla, y que mis ojos derramaban arte, porque estaban bien definidos, y decían mucho.

- ¿No haces milagros? ¿No te gustaría hacernos ricas y sacarnos de esta isla? –Me preguntó mientras se tocaba la cadera. Pobre, está tan vieja y cansada.

- No, mamá, por ahora sólo te puedo hacer un rico desayuno. Quédate hoy en casa, descansa, has trabajado mucho en esta semana. Yo iré a la iglesia mañana y le pediré al padre que me deje vender tus bellos collares y pulseras dentro de la iglesia, espero no lo tome como pecado –Le respondí mientras rompía huevos en el sartén y los ponía a freír.

- ¿Y si te roban?

- "Soy perfecta y pura" –Le dije con tono burlón mientras le llevaba el desayuno a la mesa.

- Modesta –Río. Mientras me agradecía con un beso en la frente el haberle hecho de comer.

Me despedí de ella. Y en mis manos llevaba lo que nos daría de comer en unos tres días por mucho, esos pequeños pero hermosos collares, y las pulseras tan finas y delicadas, mamá hacia bien su trabajo, me pregunto cómo le hará, si ya está grande y en veces, me comenta que le falla la vista.

Llegue a la iglesia minutos antes de que empezaran a llegar más personas con sus familias. Esto me hace recordar tanto a papá, pero esa es otra historia, que no quiero recordar jamás, más bien, no quiero sentir ese vacío que dejó en mí. Porque siempre lo voy a amar, siempre será mi Dios.

- Buenos días, padre Basco –Le tiré una pequeña sonrisa coqueta y una mirada de niña buena –Me preguntaba... ¿Es posible que le pueda ofrecer estos collares y pulseras a los que entran a la casa de Dios?

"AMAPOLA"Onde histórias criam vida. Descubra agora