En aquel momento estaba agobiado, pero ahora mismo me causa mucha risa. Es decir, tenía todas las comodidades hasta que de pronto, ¡Boom! me quedé sin móvil, sin camisa y sin chica. Estaba allí, apoyado en la pared, flipando, y con intenciones de volver a casa, y aunque me gustaba pensar que una noche así no podía acabar así, adelanté un pie decicido a irme.
Y cuando ya había dado dos o tres pasos para volver a casa, un sospechoso "¡Tch's!" detrás de mí, seguido de un portazo, me detuvo. Miré atrás, hacia el fondo del callejón, y descubrí algo que no había podido ver antes y que incluso aún no sé como no pude haberme dado cuenta. Al final, a unos ocho metros de mí, había una puerta, posiblemente la trasera del Another Ways, iluminada por una luz que no solo iluminaba la puerta, también la iluminaba ella.
- ¡¿Tú?! Ehm... -descubrí que no sabía su nombre-. ¡¿Qué haces ahí?! -le pregunté muy confundido- Un momento... ¡Esa es... !
Intentando fijarme con más detalle, me di cuenta de que vestía una prenda muy familiar. La luz que la iluminaba cambiaba ligeramente el color, pero yo no tenía ninguna duda: llevaba puesta mi camisa. Me sentí un poco harto de tantas tonterías y me acerqué a ella. Tengo la sensación de que quería aclarar algunas cosas pero, a decir verdad, tampoco tenía las preguntas. Al menos, no las correctas. Al llegar a ella, comencé a hablarle, preguntándole porqué había desaparecido y porqué llevaba mi camisa, pero estoy seguro de que en el fondo quería saber algo más, como si supiese que me ocultaba algo. Ella solo me miraba fijamente y, sin aviso, me empezó a besar y a acariciarme la cara. Yo seguía confundido pero no pude evitar seguirle el rollo.
Sin embargo, poco pude disfrutarlo. Me agarró de una forma que me hizo girarme de espaldas contra la puerta y, en el momento en que me iba a apoyar contra la misma, alguien la abrió bruscamente y sentí que me cogían por una de mis muñecas, como tratando de inmovilizarme. La chica se apartó de mí inmediatamente y yo, sometido en el suelo, sentí que me arrestaban con unas esposas. La miré por un instante, asustado, ella también parecía asustada y, entonces, me levantaron por la fuerza y entré junto a la persona que me había arrestado a ese lugar. Le miré, era un tipo grande con traje, parecía un matón, pero no el típico, parecía una persona inteligente. Me respondió a la mirada y tenía un gesto de desaprobación en su cara que me confundió aún más. Ella también entró, como si no supiese qué estaba pasando. Nos encontrabamos en un pasillo, que el tipo me hizo recorrer junto a él hasta llegar a otra puerta a mi derecha.
- ¿Qué es esto? ¿Qué está pasando?
Hacía preguntas sin respuestas. De fondo podía escuchar música, sin duda alguna era otra zona de Another Ways reservada al staff o algo similar. La chica nos seguía de lejos y el tipo abrió la puerta a mi derecha. Nada más hacerlo pude ver qué había dentro a la perfección.
- Bienvenido, de nuevo -me saludó un tipo que se hallaba en la sala-.
- Tú... tú eres el camarero que nos sirvió antes.
- En efecto. Barney, por favor, haz que nuestro invitado se sienta cómodo.
- ¿A estar esposado lo llamas estar cómodo?Entonces, el tal Barney me hizo sentarme en una silla y me esposó a ella. Estaba enfrente del camarero, Rubén, y ambos nos encontrabamos frente a frente con una mesa grande y rectangular que nos separaba. En ella había varios papeles, documentos, deduzco. También había un cubo lleno de agua y una luz que no dejaba de alumbrarme a la cara. El resto de la sala era cuadrada, bastante simple, blanca. Justo enfrente de mí había una pequeña ventana que daba a la calle, en la parte superior, cercana al techo, y en la línea entre este y la pared, a ambos lados de la sala, tubos de luz que iluminaban escasamente en blanco. Era algo así como una sala de interrogatorio. Nos dejaron solos y Rubén empezó a hablarme.
- Estoy seguro de que tienes muchas preguntas, pero que te quede claro: aquí el que va a preguntar soy yo.
- Bueno, no tengo planes para más tarde -le dije-.
- Ni los tendrás.
- ...
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Insano
Short Story"Another ways", el pub, siempre fue solo eso, un lugar donde pasárselo bien. Eso consiguió Mick, un chico cualquiera con una camisa verde a cuadros cuando, una noche, embriagado por su amigo, conoció a una chica con un atractivo cabello naranja.