Algo dentro de mí se rompió en ese momento. Volví a sentir el miedo y terror que hace once años me prometí que jamás volvería a sucederme. Ese hombre acababa de quitarle la vida a alguien cercano a mí, no consanguíneamente, pero a James lo veía como uno de mis pocos y preciados amigos.
Traté de gritar, pero antes de que el sonido saliera de mi garganta recordé donde me encontraba, y solo salió un audio irreconocible que rápidamente callé tapando mi boca. El pirata dio la vuelta y por primera vez pude ver su rostro. Cabellos rojizos, dientes afilados y una mirada muy penetrante, maniobraba la daga con la que había matado a James entre sus manos y observaba a lo lejos del barco.
-Registren el barco y súbanlo a Paradiser- Dijo el pirata antes de volverse hacia mis compañeros y prosiguió- En cuanto a ustedes, tienen dos opciones: Estar conmigo o contra mí.
Abrí mucho mis ojos, ¡Quería seguir matándolos! ¿Qué más podíamos hacer? No tenemos nada para defendernos y aun así piensa seguir con su masacre. No quería huir eso sería lo último que haría y sería muy cobarde de mi parte, camino un poco hacia atrás tratando de no hacer ruido, pero algo duro choca contra mi espalda.
Trato de alejarme, pero es imposible, la cosa dura era piel bajo mis manos. Me toman de los brazos y alzan mi cuello. Trato de zafarme de su agarre, pero es imposible, lo golpeo y este se ríe devolviéndomelo en mi estómago sacándome el aire y por consiguiente haciendo que cayera de rodillas.
- ¡Levántate!
Coloco mis manos sobre el suelo. Trato de pensar las mil y un formas de salir de esto, pero ninguna me sirve. El corsario que me ha golpeado jala de mis ropas haciendo que parara a la fuerza. Y de la nada apareció otro tomándome de mis brazos mientras me conducían hacia donde se encontraba el pirata.
-Mi capitán, encontramos a este zagal escondido entre los barriles.
Pero antes de que me diera cuenta, los tipos me habían lanzado hacia el pirata, haciendo que mi cuerpo se medió sostuviera de las ropas del pirata, mis fosas nasales se inundaron de su olor, una mezcla de ron con madera, ¡Qué asco! El pirata por su parte al verme recargado en sus ropas me arrojo al suelo.
- ¿Quién te crees que eres para haberte acercado a mi tan deliberadamente?
Mi mente aun daba vueltas de tanto jaloneo y aun me dolía un poco mi estómago. Coloco uno de mis brazos sobre mi frente. Y lo observo sin decir nada. Es algo joven, no pasara de los 30, tiene el ceño fruncido y tiene sus brazos en forma de jarra sobre la cintura, lo que predomina es el color rojo que va desde su cabello hasta su gabardina. Al ver que no decía nada, se forma una pequeña sonrisa en su cara, camina alrededor mío y se detiene solo para patearme un costado.
-Bueno chicos, sigan buscando más sabandijas como estas, no quiero más sorpresas- Después de esto el tomo un largo suspiro y dijo- Bueno, mi propuesta sigue en pie, tienen 5 minutos.
El pirata se dio la vuelta y camino hacia las bodegas. Uno de mis compañeros me toma de los hombros y me lleva casi a rastras hacia los demás, los piratas se ríen de nosotros y muestran sus armas y hachas queriéndonos intimidar para no movernos de donde estábamos.
Cuando estoy recargado contra la madera tomo a Elías de su brazo y pregunto por Pipper y Nickolas, a lo que él solo me responde que no los ha visto desde que atacaron el barco. Pero al terminarme de decir eso, escucho golpes dentro de las bodegas, quiero pararme, pero Elías coloca una mano sobre mi pecho indicándome con su mirada al tipo peliblanco que se encontraba de espaldas a nosotros. Me odio por no saber cómo salir de aquí, volteo hacia todas partes, pero no hay nada, algunos de mis otros compañeros se mantienen con sus ojos cerrados y otros solo tienen la mirada perdida, Pipper sería muy bueno en estos casos, él tendría al menos una idea para salir de aquí, a pocos minutos antes de que llegue ese pirata a matarnos.
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Treasure
RomanceEmpecemos mi historia con algo grande y divertido... bueno no, no es algo grande y mucho menos divertido. Se trata de cómo conocí una gran historia dentro de otra. Mi nombre es Neetan y juro lo más sagrado de los siete mares a que el mismísimo Dios...