-Hola.
-Bienvenido a Mercadona. ¿Qué necesita?
-Necesito crema pastelera para asesinar a un ogro pastelero.
Bien. Os voy a contar la increíble historia del ogro pastelero. Buscaba un flan de galleta que fuese digno de recibir su nombre. Tras meses de estudio, conseguí encontrar aquel artefacto rojo, brillante, capaz de controlar el mundo: El Pastel Filosofal.
No iba a ser fácil encontrarlo pues un ogro lo custiodaba. Me armé de valor y dulces y fui al ataque. Por desgracia, aquel ogro me empujó tan fuerte que salí disparado hacia los pies de una monja. Ya os dije que era una historia muy loca. Al ver que estaba hecho de pastel, se me ocurrió la idea de rellenarlo hasta que explotase. Y eso hice. Le introducí tanta crema que explotó. Se me llenaron todos los orificios faciales de pastel. Y allí estaba: el Pastel Filosofal. Me lo comí. Pero no había que comerselo, había que utilizarlo. Aquel acto de gula me costó otra historia más que contar, por desgracia.
